El presidente de la Federación Nacional Italiana de la Sociedad de San Vicente de Paúl, Antonio Gianfico, junto con otros 38 presidentes y dirigentes de otras tantas asociaciones católicas italianas, han lanzado un llamamiento al Parlamento para que Italia ratifique el «Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares» de la ONU. El acuerdo, votado en julio de 2017 por 122 países, prohíbe el uso, el desarrollo, los ensayos, la producción, la fabricación, la adquisición, la posesión, el almacenamiento, la instalación o el despliegue de armas nucleares.
«Nuestro país», manifiesta el documento, «no firmó el tratado en la ONU ni lo ratificó posteriormente. Sin embargo, entre los primeros firmantes se encuentra la Santa Sede».
Las armas nucleares son armas de destrucción masiva, por tanto, como tales, éticamente inaceptables, como recordó también el Papa Francisco con motivo de su visita a Japón el domingo 24 de noviembre de 2019, en Hiroshima: «Con convicción deseo reiterar que el uso de la energía atómica con fines bélicos es, hoy más que nunca, un crimen, no solo contra el hombre y su dignidad, sino contra cualquier posibilidad de futuro en nuestra casa común. El uso de la energía atómica con fines bélicos es inmoral, al igual que lo es la posesión de armas atómicas, como ya dije hace dos años. Seremos juzgados por ello. Las nuevas generaciones serán jueces de nuestra perdición si hemos hablamos de paz pero no la realizamos con nuestras acciones entre los pueblos de la tierra.»
El llamamiento concluye con las palabras del Papa Francisco: «La pandemia sigue en pleno apogeo; la crisis social y económica es muy fuerte, especialmente para los más pobres; a pesar de ello -y es escandaloso- los conflictos armados no cesan y los arsenales militares se refuerzan. Y este es el escándalo de hoy» (Papa Francisco, mensaje Urbi et Orbi, 4 de abril de 2021, día de Pascua).
Fuente: https://www.ssvpglobal.org/
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