“Gratuitamente han recibido, gratuitamente deben dar”
Gén 44, 18-21. 23-29; 45, 1-5; Sal 104; Mt 10, 7-15.
La mayoría de las veces el descubrir nuestra misión nos lleva a vivir nuestra vocación, y viceversa; ambas, vocación y misión, se complementan.
Ciertamente, cuando trabajamos tenemos derecho a un salario que nos permita llevar el sustento a nuestra casa; sin embargo, hemos también recibido muchos dones gratuitamente y se nos invita a compartirlos con los demás, principalmente con aquellos que más lo necesitan y que no cuentan con los medios económicos para pagar algún servicio.
Así, por ejemplo, podemos encontrar algún médico que brinde sus conocimientos para atender a personas de escasos recursos; o a un joven universitario que enseña matemáticas a niños de primaria los fines de semana; o a una ama de casa que comparte su tiempo enseñando a leer a quien le ayuda con los quehaceres domésticos.
Te pedimos Padre que sepamos compartir nuestra persona misma para ponernos al servicio de los demás, tanto de los más cercanos como de aquellos que se encuentran más alejados de nuestro camino.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: María Raquel Estrada Díaz.
0 comentarios