Las drogas no son solo un problema delincuencial, también son una manifestación de la desigualdad socioeconómica que afecta a las familias en el mundo. Este poema presenta esa realidad vista desde la vivencia de un niño que va creciendo en un ambiente de desamor, incomprensión, pobreza y pocas oportunidades sanas de crecimiento; quien, a través de los años, ha aprendido que las drogas son su sobrevivencia sin importar los valores, la dignidad humana y su propia vida.  Este poema busca sensibilizar y dar a conocer la realidad que viven muchas personas drogadictas, no es solo el vicio como tal es toda la realidad que conlleva su vida en el ambiente familiar y social en el que han crecido.

El drogadicto

Soy Delfín, vivo en el barrio.
Allí nos reunimos a diario
a compartir entre niños.
En mi casa no me dan cariño.

Tengo un buen “amigo”,
él siempre está conmigo.
Me lleva confites, helado,
me cuenta que es de lo que ha robado.

Eso me gusta, no pasa hambre
y no hay que trabajar.
Dice que a veces hay que matar
porque si no, no hay de escapar.

Me ha ofrecido droga,
dice que es muy buena.
Además, nunca me la cobra,
me dice que no envenena.

Yo he ido creciendo,
veo a mi familia con pena,
como si algo me pasara.
La gente me está viendo.

Desde niño he estado consumiendo,
mis amigos la están vendiendo,
ahora la tengo que comprar
pero no tengo plata para pagar.

Ya no me dan trabajo,
me dedicaré a robar,
para poder consumir,
sin ella no puedo vivir.

Miro a mi madre llorosa,
con el corazón destrozado,
no sabe que hacer conmigo,
pues todo se lo he robado.

De la casa tuve que salir,
sin tener donde vivir,
a la calle fui a parar,
¿Quien me podrá ayudar?

Le gente me tiene miedo,
por mi aspecto un poco feo,
y agresivo a la vez.
Si me miro al espejo, así es como me veo.

Ahora soy un esclavo del vicio,
no sé para quien es mi dinero.
Para esta cadena debe ser primero,
a veces su alimento, es mi suplicio.

Dios del cielo, hoy de rodillas te suplico,
que me ayudes a salir de este vicio,
sé que en cadenas voy por el mundo,
todo en torno a mí se torna oscuro.

Pbro. Marvin Robles Gamboa. CM