La iniciativa ha contribuído a una vida digna para las familias asistidas por la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) de la región.
Un proyecto audaz, como lo describen los consocios y consocias de la SSVP, con el que ayudar a familias asistidas, en Mirassol, en el interior de Sao Paulo, comenzó en 2010 con la construcción de una casa; a partir de ahí, el proyecto nunca se detuvo. En marzo de 2021 comienza la construcción de la cuarta casa, que se está construyendo con la ayuda de la comunidad local.
En 2010, cuando se identificaron las necesidades de la familia del Sr. José Carlos, que vivía en la zona rural, a unos 3 km de la ciudad en Mirassol, vivía con su mujer y sus cuatro hijos, uno de ellos en silla de ruedas. La casa donde vivían, era sencilla; el señor José era tractorista y tenía 30 años; por ser diabético perdió la vista, le amputaron la pierna derecha y el pie izquierdo. Por si fuera poco, en 2007 se sometió a un trasplante de riñón. Su salud requería una atención especial y necesitaba constantemente atención médica, pero cuando llovía, esto era casi imposible, porque su casa estaba lejos del asfalto.
Preocupados por la situación de la familia, los vicentinos empezaron a buscar formas de ayudar, y surgió la inspiración de conseguir un nuevo hogar para ellos en la ciudad. Cuando llegaron a la conclusión de que tendrían que construir una casa para ellos, un proyecto audaz, ya que los vicentinos no tenían recursos para ello, todos se involucraron y surgió el proyecto de la Casa de la Solidaridad, que fue puesto en conocimiento de la comunidad local, que reconoció la importancia del proyecto, y en 2011 se estaba entregando la primera Casa de la Solidaridad.
Una nueva situación movilizó a los vicentinos, en 2015: la familia de Rosileide y sus cinco hijos, el mayor con parálisis cerebral y el menor con microcefalia, vivían todos en una pequeña casa alquilada. Ella no podía trabajar fuera, porque, sus hijos necesitan cuidados, y tampoco podía pagar el alquiler, y se construyó la segunda Casa Solidaria.
«Se ayuda a la familia que más lo necesita, la que realmente necesita tener una casa, la que no puede pagar el alquiler, la que no puede permitirse comer o beber. Estas son las personas elegidas y cuando entregamos este proyecto es una gran alegría, porque se puede dar a estas personas una vida mejor, una vida diferente», dijo el consocio Roberto Maia, uno de los responsables del Proyecto Casa Solidaria.
La tercera Casa Solidária se construyó en 2018 para la familia de Eliamarcio, casado y con tres hijos, donde el mediano es portador de un síndrome que atrofia los músculos y requiere cuidados constantes. El hijo menor también presentaba los síntomas del mismo síndrome. Eliamarcio es diabético, tiene trombosis en las piernas, no pudiendo seguir trabajando, sin casa propia, con dificultades para mantenerse y con graves problemas de salud.
Para quienes están involucrados en el proyecto, es una gran emoción estar dando una mejor calidad de vida a las familias que son atendidas por la Sociedad de San Vicente de Paúl, pero también ver que otras personas se involucran en la causa, allá donde es necesario que alguien dé el primer paso, para que toda la comunidad se involucre. «Los que participamos en este proyecto nos sentimos felices y contentos, agradecidos a Dios por poder participar en la continuidad de esta obra iniciada por Jesús, que se llama caridad. He estado involucrado en tres obras y, si Dios quiere, ahora vamos a la cuarta casa . Vemos a la gente, por ejemplo, ayudando con materiales y todo lo demás, hay gente que puede donar 20 sacos de cemento, pero he visto a gente, por ejemplo un albañil que está trabajando en otra obra, llega con una bicicleta y a lomos de un saco de cemento y dice ‘esta es mi aportación para vosotros en la construcción de esta casa’. Nos emociona decir lo bonito que es, lo humano, que se dé el primer paso a este proyecto, y que la gente camine unida, porque todos nosotros, todas las personas, en su gran mayoría, tenemos el deseo de ayudar, tiene dentro de sí, esa emoción de ver a alguien feliz, sólo hace falta que alguien vaya allí y cuente la historia y muestre lo que está pasando para que estas personas puedan ayudar», comentó Roberto Maia.
Cuarta Casa Solidaria
La familia a la que se le concedió la cuarta Casa Solidaria es una familia joven, con una situación grave, el cabeza de familia tiene una discapacidad visual total e irreversible derivada de una diabetes aguda. La casa en la que viven actualmente es pequeña, con un salón, una cocina, un cuarto de baño y un dormitorio en el que duermen todos juntos, una cama al lado de la otra, donde el matrimonio duerme junto a sus tres hijos, y con un pequeño patio.
La familia está formada por el padre Daniel Francisco da Silva, de 33 años, con su esposa Maiara y sus tres hijos, Danilo, Sofía y Gustavo. Daniel padece varios y graves problemas de salud, debidos a la diabetes aguda, siendo la neuropatía diabética, enfermedad que afecta a los nervios y músculos y, en consecuencia, a los movimientos.
Cuando recibieron la noticia de que habían sido elegidos para ser la familia que recibiría la cuarta Casa Solidaria, estaban tan contentos que ni siquiera podían dormir. «Me quedé sin palabras, incapaz de reaccionar, no podía dormir por la noche, me imaginaba eso en mi cabeza, porque nunca me imaginé en mi vida que iba a conseguir una casa, tener una casa para decir que esta casa es mía, aún más, para vivir por el resto de mi vida, totalmente gratuita, sin gastar un centavo de mi bolsillo, que además no tengo», dijo, todo feliz, Daniel Francisco da Silva.
Esta alegría contagió incluso a los niños, «mis hijos están muy contentos, serán muy felices en la nueva casa, ya están hablando, ‘caramba, papá hemos ganado una casa, mira mamá hemos ganado una casa»«, comentó Daniel.
El 13 de febrero de 2021 se inició la construcción de la cuarta Casa Solidaria con la colocación de la primera piedra en presencia de la familia adjudicataria y de los consocios y consocias representantes de las unidades vicentinas locales y regionales.
«Estamos muy contentos, gracias a Dios, estamos agradecidos todos los días, cuando nos levantamos y cuando nos acostamos, gracias a todos, que Dios los bendiga a todos», concluyó Daniel agradeciendo haber sido premiado con la Casa Solidaria.
Renan Contrera – Decom/CM Rio Preto
Fuente: http://ssvpbrasil.org.br/
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