Sor Antonie, ¿cuál es, en resumen, la historia y la misión de su Congregación?
Nuestra Congregación de Hermanas de la Caridad, Hijas de María y José (DMJ) fue fundada en 1820 por el Rev. P. Jacobus Antonius Heeren. Se sintió tocado por la pobreza que surgió a raíz de la Revolución francesa en la ciudad de Hertogenbosch, en los Países Bajos. En particular, prestó atención a las mujeres mayores, las viudas, los huérfanos y los niños discapacitados. Fue el tesorero de una gran institución para sordos, St. Michielsgestel, en los Países Bajos. Esta institución sigue funcionando hoy día en manos de la fundación pública.
En 1938 iniciamos una escuela para sordos en Indonesia, concretamente en la ciudad de Wonosobo; en 1996 establecimos la Escuela para niños sordociegos en Yogyakarta; y en 2013 iniciamos una escuela para sordos en Baucau – Timor Leste.
Además, atendemos también a los pobres. Según nuestro análisis social hacia 1990, los pobres en Indonesia son los agricultores pobres y las mujeres pobres. Así que iniciamos el programa JPIC (Justicia y Paz para la Integridad de la Creación) en nuestra Congregación para servir a los pobres de la sociedad, de acuerdo con nuestra constitución, nº 49:
«Nosotras, como cristianos y como religiosas, no podemos aceptar la injusticia y el descontento en el mundo. Tenemos que ser conscientes de los grandes problemas y tratamos de ejercer nuestra influencia allí donde sea posible» .
Vayamos a los orígenes: ¿cuál es el vínculo con san Vicente de Paúl? ¿Cuál es su espiritualidad?
Vivimos nuestra vida religiosa en la espiritualidad vicentina, de acuerdo con nuestra constitución, nº 8: «El fundador describió las necesidades actuales a las que se dedicarían las hermanas; como, por ejemplo, la educación y la atención de los discapacitados mentales y físicos, con especial atención a los sordos y a los hipoacúsicos».
El nº 1 de las Reglas Especiales. que se publicaron en 1852, dice: «y estas obras de caridad han de practicarse con cordial afecto según la visión y el espíritu de San Vicente de Paúl, independientemente de la clase o de las creencias religiosas a que pertenezcan esas personas».
Basándose en el enunciado de la constitución, nuestra Congregación decidió elegir a San Vicente como patrón de las obras de caridad para la congregación.
¿Cuáles son las actividades misioneras a las que se dedica?
Ahora estoy al servicio de la Congregación DMJ como superiora general. Así que he trabajado en la dirección de la congregación: a) motivando a las hermanas y; b) estableciendo una linea de actuación para permanecer fieles a la obra de caridad que tradicionalmente hemos trabajado; c) adaptando nuestras obras de caridad a las necesidades de la época actual.
En los Países Bajos estoy motivando a nuestras hermanas para que apoyen económicamente el proyecto de asistencia social a los inmigrantes, ellas están presentes y prestan atención en el proyecto sólo porque son hermanas mayores.
La caridad en nuestros días se ha visto alterada por la llegada de la Covid-19: ¿cómo habéis respondido como congregación religiosa a la pandemia?
Seguimos empleando a nuestros trabajadores en las escuelas, residencias y otras obras con el mismo salario de siempre, aunque nos resulte difícil económicamente porque los padres de nuestros alumnos no pueden pagar las matrículas.
¿Cuáles son los retos de la caridad para el futuro?
Tenemos muchas obras de caridad que hacer, pero el número de vocaciones está disminuyendo. Eso es un serio desafío para nosotras.
MISIÓN DE LA CONGREGACIÓN DMJ
Constituciones, número 8:
«El fundador describe, para las necesidades actuales, que nosotras las enfermeras debemos proveer, por ejemplo la educación y la enseñanza para los discapacitados físicos y mentales, con atención a los sordos y menos oyentes. Y estas obras de amor se lleva a cabo con cálido afecto, según el espíritu y la perspectiva de san Vicente de Paúl, independientemente de la clase o religión de las personas atendidas».
Elena Grazini
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