“Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono“
Hech 1, 1-11; Sal 46; Ef 4, 1-13; Mc 16, 15-20.
“Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios”. Este acontecimiento marca la transición entre la gloria de Cristo resucitado y la de Cristo exaltado a la derecha del Padre.
San Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, relata la historia de la Iglesia naciente, esos tiempos fundacionales en los que los apóstoles y discípulos asumen en su vida el mensaje de Cristo, e impulsados por el Espíritu Santo comienzan a proclamar y a dar vida al mandato que Jesús les había dado: “Vayan por el mundo entero y anuncien el Evangelio a toda creatura”.
La Ascensión de Cristo es el punto de partida para que cada uno de nosotros comencemos a ser testigos y anunciadores de Cristo, que volvió al Padre; por eso escuchamos:“Galileos, ¿qué hacen ahí mirando al cielo?”. Ahora es tiempo de mirar a toda creatura y llevarle la Buena Nueva que transformará el mundo.
Con la Ascensión de Jesucristo el camino está abierto para que nos decidamos a continuar la obra de Cristo, el Hijo de Dios hecho carne.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Arzate Macías C.M.
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