Entrevista al padre Bernard Massarini, coordinador de la Familia Vicenciana en Francia

por | May 10, 2021 | Noticias | 0 comentarios

1. Padre Bernard, ¿cómo y cuándo nació la iniciativa de reunirse las distintas ramas de la Familia Vicenciana en Francia?

Nació por iniciativa propia el octubre de 2014, antes de que la Congregación de la Misión nos erigiéramos como provincia de Francia (el 25 de enero de 2015) y de que el Visitador electo tomase posesión de su cargo. Redactamos un reglamento interno, decidimos una cuota de afiliación y el entonces grupo formado por la Asociación Internacional de Caridades (AIC), la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP), la Congregación de la Misión (CM), las Hijas de la Caridad (HC) y las hermanas de Estrasburgo me eligieron «coordinador».

2. ¿Cuál es su misión?

Nos propusimos profundizar en nuestro conocimiento mutuo y coordinar acciones comunes si fuera posible: hicimos un mapa de la Familia Vicenciana en Francia, un calendario de los santos vicencianos, un retrato de san Vicente hecho con varios rostros de las personas que acogemos en las obras de nuestras organizaciones (que adornó la fachada de San Lázaro durante todo el año de aniversario de la fundación del carisma).

También hemos hecho un breve vídeo sobre lo que hacemos con la gente de la calle:

En noviembre de 2020 abrimos un centro de día para mujeres sin hogar, organizado por primera vez en colaboración entre la SSVP y la ESV (nombre de la AIC en Francia)

3. ¿Cuál ha sido su respuesta durante este difícil periodo, en términos de coordinación? ¿Han tenido iniciativas específicas o necesidades compartidas y/o comunes?

Debido a la situación sanitaria hemos realizado por Zoom nuestras dos reuniones de 2020 por Zoom y la primera de 2021.

Las Damas de la Caridad han organizado intercambios entre jóvenes y residentes de residencias de ancianos por videoconferencia, una congregación joven «del rosal de la anunciación», con carisma enfocado en las familias y la educación, han creado sesiones de mecenazgo —actividades de jóvenes—, por ejemplo pequeños programas de vídeo que han tenido mucho éxito.

4. Padre Bernard, usted participó en el primer encuentro internacional de la Familia Vicenciana, en Roma, en enero de 2020. ¿Cuáles son las lecciones más importantes que ha aprendido y cuáles los retos?

Sí, estuve allí como representante de una asociación de la Familia Vicenciana en Francia (la Archicofradía de la Santa Agonía) y organicé la delegación de una parte de la Familia Vicenciana en Francia [aparte de los representantes del mundo de la salud y de la educación especial]. Éramos unas 30 personas, 15 delegados de asociaciones y 15 directores de escuelas bajo la supervisión de las Hijas de la Caridad. Los directores se alojaron en Trinite des Monts mientras que las asociaciones se alojaron con las hermanas de santa Juana Antida Touret y con las Religiosas de San Vicente de Paúl.

Lo que más me conmovió fue la diversidad de los miembros de nuestra familia, su juventud en muchas partes del mundo y ver a congregaciones y asociaciones de nueva creación que se reconocen en San Vicente de Paúl y su experiencia.

5. Padre Bernard, ¿podría compartir con nosotros algo de su experiencia como coordinador de la Familia Vicenciana en Franmcia, que le haya impresionado especialmente?

Es una misión hermosa pero compleja, y me alegro de haber contribuido con unos logros iniciales que considero menores, a excepción del refugio para mujeres sin hogar del que les hablé más arriba: el proyecto Louise et Rosalie.

Es complejo integrar a las ramas recién llegadas: 6 congregaciones que no pueden venir por su escaso número o edad. Prácticamente, el único vínculo que mantengo es el contacto mensual con las casas de las hermanas mayores de las distintas congregaciones, a las que envío alguna información reciente sobre la Familia Vicenciana en todo el mundo.

Todavía no hemos conseguido integrar a Depaul France, que tres de los miembros de la coordinación consideran demasiado moderna, en su referencia al espiritualidad. El padre Agostino que tuvo que reconocer la dificultad de este deseo de integración completa (Depaul participó en la reunión de Roma y en el vídeo sobre el servicio de los sin techo).

Pero me quedo con el deseo de ayudarnos a hacer más cosas junto a personas que han vivido muchos años solas.

Todavía no hemos conseguido hacer circular la buena información de las distintas ramas entre nosotros, ni hemos conseguido poner en común nuestras formaciones u organizar formaciones conjuntas para crear un espíritu común.

El próximo coordinador, ya sea un sacerdote, religioso/a o un laico, tendrá que desarrollar todavía una gran riqueza de ingenio para que se establezca un espíritu común que sea signo de la herencia de nuestros fundadores Vicente de Paúl y Luisa de Marillac.

Elena Grazini

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