“Bendito Sea el Señor”
Hech 9, 26-31; Sal 21; 1 Jn 3, 16-24; Jn 15, 1-8.
«El que permanece en mí y yo en él, ése da frutoabundante”. En el Evangelio de hoy, nuestro Señor Jesucristo nos presenta la imagen de la Vid y los sarmientos, invitándonos a permanecer en Él para que demos frutos abundantes durante toda nuestra vida.
Para entender mejor lo que Jesús nos dice, nos detendremos un poco en el significa del verbo “permanecer”. Este verbo lo podemos entender en dos sentidos: En un primer sentido se refiere a “quedarse con”, “residir con”, “mantener una ininterrumpida comunión con alguien”, en este caso, con la persona de Nuestro Señor Jesucristo. Pero también “permanecer” puede significar “mantenernos sin cambios”, “en un mismo estado, condición o situación”; en este caso, quedarnos con todo lo que nuestro Señor Jesucristo nos ha enseñado y dado a conocer tal cual, sin cambios.
Permanecer unido a Jesús, caminar con Él, nos permite encontrar una nueva manera de vivir y de ser, con un horizonte nuevo y con un rumbo decisivo; con palabras y acciones concretas, así como lo testifica el apóstol Pablo, en su cambio de vida al encontrarse y permanecer con Jesús.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Arzate Macías C.M.
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