El Señor es mi luz y mi salvación. Aleluya
Hech 5, 34-42; Sal 26; Jn 6, 1-15.
Jesús, a través de la multiplicación de los panes, quiere invitarnos a confiar en Él cuando deseamos seguir su camino y cumplir su voluntad.
Con frecuencia sentimos que es poco lo que podemos dar y le decimos: “tenemos solo cinco panes y dos peces”, no podemos hacer mucho. Pero el Señor utiliza lo que hay y debemos de confiar que hará el resto. No desprecia nuestros recursos por pequeños que éstos sean.
Jesús nos pide fe, obediencia, audacia y hacer siempre lo que esté en nuestras manos; no dejar de poner ningún medio humano a nuestro alcance y, a la vez, contar con Él, conscientes de que nuestras posibilidades son siempre pequeñas. Lo que debemos evitar es detenernos, aunque parezca que nuestros esfuerzos no darán frutos.
No dejemos de sembrar para mañana, sembremos ahora. No esperemos a tener los medios humanos, no esperemos a que desaparezcan todas las dificultades. En lo sobrenatural, siempre hay fruto, el Señor bendice nuestros esfuerzos y los multiplica.
Contar siempre con Dios en primer lugar, es una buena señal de humildad. Los Apóstoles lo aprendieron bien y lo pusieron en práctica. Hagamos lo mismo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Alicia Duhne
0 comentarios