Todo está interconectado. Este concepto, analizado en profundidad en la Laudato Si, es de vital importancia para los católicos y para todas las personas que quieren hacer frente a las crisis que afectan a nuestro mundo, sin abandonar nuestra humanidad. En Laudato Si, el papa Francisco advierte que la economía extractiva y la cultura del descarte son males estructurales que degradan la creación y la humanidad por igual, y reducen a todo ser vivo a un elemento de una lista de activos y pasivos. Su Santidad nos llama a rechazar la mercantilización de nuestras almas y a entrar en una nueva relación con toda la creación.
A medida que la crisis climática avanza y millones de personas se enfrentan a sequías, enfermedades y condiciones meteorológicas extremas, muchos han abandonado el antiguo consenso de que los recursos de la Tierra son infinitos y que podemos extraerlos libremente. Nuestra creciente comprensión de nuestra relación integral con la Tierra es crucial, pero debemos tomar medidas decisivas si queremos sobrevivir a esta crisis. Aunque algunos dicen que podemos manejar las mismas fuerzas responsables de la crisis para resolverla, Laudato Si nos llama a la transformadora labor de la solidaridad universal.
“Necesitamos una solidaridad universal nueva. Como dijeron los Obispos de Sudáfrica, «se necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios». Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades» (LS 14).
Nuestro carisma vicenciano nos invita a la misma solidaridad radical con los pobres. Esta solidaridad nos llama a reconocer nuestra propia pobreza y a reconocer que la pobreza material y espiritual de todos nuestros hermanos es compartida. Por ejemplo, la pobreza material que experimenta una persona explotada por su trabajo y los recursos naturales de su tierra está íntimamente conectada con la pobreza espiritual de una persona que, por conveniencia, permite que su hermano languidezca en esa explotación y pobreza.
Cada uno de nosotros está llamado a experimentar esta transformación y, debido a la relación integral entre todos y cada uno de los miembros de la familia humana, el papa Francisco nos dice que «también la salud de las instituciones de una sociedad tiene consecuencias en el ambiente y en la calidad de vida humana: «Cualquier menoscabo de la solidaridad y del civismo produce daños ambientales». En ese sentido, la ecología social es necesariamente institucional, y alcanza progresivamente las distintas dimensiones que van desde el grupo social primario, la familia, pasando por la comunidad local y la nación, hasta la vida internacional» (LS 142).
El Papa Francisco determina una gran necesidad de organización comunitaria y de defensa del cambio sistémico. Mientras satisfacemos las necesidades de los individuos como Familia Vicenciana, echemos también una larga mirada a los sistemas que producen las propias necesidades.
Owen Smith
Subdirector de la Oficina de Paz, Justicia e Integridad de la Creación
Hermanas de la Caridad de Nueva York
www.scny.org
El Carisma Vicenciano y Laudato Si’ es nuestro esfuerzo por compartir varias formas en que los Vicencianos encuentran que su carisma se conecta con Laudato Si’. Animamos a que hagan comentarios sobre estos artículos y damos la bienvenida a todos los interesados en enviar un artículo a Jim Paddon en jpssvp@hotmail.ca.
0 comentarios