El 27 de febrero de 2021 se realizó la reunión mensual de la Confraternidad de Abogados Vicentinos en la cual se dio la bienvenida a los nuevos miembros, y tuvimos la oportunidad de meditar en base a la enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia Católica, reflexión sobre la Sociedad, cuya exposición estuvo a cargo del P. Juan Francisco Prager.
A la luz de la enseñanza de esa reflexión, en lo personal puedo indicar y hacer mía la expresión señalada en el reglamento de la Sociedad San Vicente de Paúl: “Acercarse a Cristo presente en los pobres es el centro de nuestra espiritualidad”.- Y es que efectivamente es a esos pobres de una asesoría jurídica adecuada en la cual se respete la justicia y equidad de su derecho, donde la vocación del Abogado se ve reflejada en una verdadera concordancia de lo que es ser testimonio como discípulo de Jesucristo; el Derecho es una profesión hermosa, una vocación que se ejerce con ética y enmarcada en la justicia y equidad, muy ajena a lo que muchas personas dicen que los “abogados” somos unos ladrones y mentirosos, de allí la equivocada idea de que el Derecho es una profesión para adquirir una riqueza económica, una carrera para vivir sin preocupaciones.
A lo largo de estos años de experiencia profesional, han sido muchos casos o situaciones que han marcado y dejado huella en mi vida como Abogada, uno de ellos la labor desempeñada de manera gratuita en el proyecto “Socorro Jurídico” de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Puerto Cortés, en donde tuve la oportunidad de conocer comunidades en las cuales había que caminar en una montaña hasta cuatro horas, porque no hay un acceso vehicular, para poder llegar a familias y proporcionar una asesoría en materia de tierra, así como el escuchar una madre soltera a quien han quitado su hijo por el hecho de ser una trabajadora del sexo y pidiendo un régimen de comunicación para siempre estar en contacto con él; y cuando preguntaron cuánto me debían por la consulta, nada tiene comparación con ver la alegría reflejada en sus rostros y el agradecimiento sincero por la asesoría brindada.
Hay que amar lo que hacemos, no simplemente enamorarnos, la Virgen María nos dio ese ejemplo de amar cuando en la Bodas de Caná observaba a los participantes de esa celebración y al detectar la necesidad que se presentaba, no dudó en ponerla en conocimiento de Jesucristo, y Él a su vez coordinó para solventar esa necesidad, y así precisamente, esta Confraternidad de Abogados Vicentinos debe visionar su misión, somos parte de diferentes naciones, debemos observar las necesidades en ellas y presentarlas ante Jesucristo, sabiendo que a través de nosotros Él accionará para resolverlas las mismas, y con ello seremos dignos de la petición del Santo Padre, Papa Francisco, cuando pidió al mundo orar por los abogados, protegerlos y respetarlos, en cuanto “son enviados por Dios como ángeles para defendernos”.
Por: Abog. Mercedes Valeska Maldonado
0 comentarios