La opción preferencial por los pobres (tercera parte):
nuestro carisma vicenciano y el cambio sistémico
La opción preferencial por los pobres puede significar cosas diferentes para cada uno de nosotros. Sin duda, mis compañeros canadienses de la Sociedad de San Vicente de Paúl, así como todos los vicentinos, tienen un sincero interés y amor por los que viven en la pobreza. ¿Es suficiente con llevar a cabo nuestras diversas obras de caridad, normalmente realizadas como una forma de ayuda de emergencia? Cuando ayudamos a los más vulnerables con comida, ropa y muebles, podemos considerar que nuestro trabajo está hecho. Podemos esperar que las mismas personas no tengan que volver a pedir ayuda en el futuro. Puede que no volvamos a ver a algunos de ellos. También podemos caer en la trampa de juzgar a muchas personas que nos utilizan y que intentan obtener todo lo que pueden de nosotros y de otras organizaciones benéficas. Es fácil caer en esta trampa si escuchamos lo que otros dicen y sugieren.
Si deseamos ofrecer una opción preferencial por los pobres, tenemos que permitirnos adoptar un enfoque más holístico para con los necesitados. Si queremos creer en el bien común para todos, necesitamos permitir una transformación que abarque la oportunidad de aceptar a todos los que servimos como nuestros amigos. Tenemos que escuchar, aprender y actuar según lo que oímos y vemos. La opción preferencial debe asentarse en los fundamentos del amor, la caridad y la justicia. El primer componente del cambio sistémico es cambiar la forma en que solemos pensar respecto a nuestra misión vicentina.
Tenemos una relación única y especial con nuestro prójimo necesitado, que debe incluir el esfuerzo por comprender y actuar sobre las causas profundas de su pobreza. Al asumir una opción preferencial por los pobres estamos siguiendo el ejemplo de Jesús. Estamos eligiendo ser solidarios con aquellos que son pobres, marginados o no respetados, mientras trabajamos por un cambio sistémico en las estructuras que los mantienen viviendo en la pobreza. Así que, en realidad, como vicentinos no hay una opción para nosotros, pero es preferencial pues estamos dando prioridad a nuestro amor a los más necesitados. No puede haber caridad sin justicia, ni justicia sin caridad y no hay otra opción que preferir ayudar a los pobres de todas las formas posibles.
Sobre el autor:
Jim Paddon vive en London, Ontario, Canadá y es miembro de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Está casado con su querida esposa Pat y tienen seis hijas y once nietos. Jim ha sido miembro de la Sociedad desde los años 70.
Las opiniones expresadas son las del autor y no representan oficialmente las de la Sociedad de San Vicente de Paúl.
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