En nuestra sociedad, uno de los flagelos que se vive es la trata de personas. En este poema señalo algunos aspectos vividos por las víctimas que caen en manos de estos grupos. Hay que tener en cuenta que quienes están en estas cadenas viven esto y muchas otras atrocidades. Con este poema y lo que contiene, pretendo, además de dar a conocer el sufrimiento que viven las personas, poner en alerta a quienes son provocadas a iniciar este camino de muerte, presentado como una oportunidad de superación. Si este poema logra que una persona se libre de estos sufrimientos, habrá valido la pena escribirlo.
Víctimas de la trata de personas
“Hola, joven. ¿Estás sin trabajo?
Mira esta oferta
la puerta está abierta
no dejes ir esta propuesta.
Te pagamos el tiquete,
así la bolsa no lo siente.
Y te vienes a otro país,
aquí serás feliz.”
Me ofrecieron de todo,
casa, trabajo, alimento.
Había un asunto que me confundía:
a ninguna de estas personas conocía.
Acepté ir a trabajar,
pues todo me lo iban a dar.
Al aeropuerto me iban a esperar,
en un vehículo me iban a llevar.
Comenzó el calvario,
me iban a esclavizar.
Por todo lo que me dieran,
me iban a cobrar.
Con amenazas a mi familia,
la iban a matar.
Ahora yo en sus manos,
no podía escapar.
A prostituirme me obligaron.
En el día muchas veces me vendían,
y si se trataba de dinero,
todo se lo dejaban, no lo compartían.
Atrapada en un país lejano,
sin protección, ni un aporte.
Hasta me dejaron sin pasaporte,
para que no pudiera escapar.
Hecha pedazos está mi vida,
así paso los días,
como si no fuera persona,
aquí nadie te perdona.
Encadenada o encerrada,
aún en la calle estoy amenazada.
Sí, amenazada de muerte,
y si escapo está sería mi suerte.
Por esta tristeza me muero,
y te digo ten cuidado,
que, por buscar el dinero,
te llevan y te vas, pero engañada.
Autora: Judith Melaine Guerra de Agreda
(SSVP El Salvador)
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