Los lamentables e inaceptables episodios de incendios en los templos religiosos de todo el mundo, especialmente los recientes casos de quema de parroquias y capillas católicas, nos hacen reflexionar sobre el crecimiento de la intolerancia religiosa.

Uno de los derechos fundamentales de los seres humanos es profesar cualquier fe, creer en cualquier religión, y a tener ese derecho debidamente protegido, según el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Como miembro del Consejo Económico y Social (ECOSOC) de las Naciones Unidas, la SSVP también defiende estos mismos principios.

Además, en muchos lugares del planeta, hay personas que sufren persecución religiosa y prejuicios por creer en Nuestro Señor Jesucristo, aumentando así el número de refugiados.

Nosotros, que conformamos la Sociedad de San Vicente de Paúl, y que militamos en el campo de la caridad, la solidaridad, el respeto y la vida, no podemos observar pasivamente lo que sucede en los templos católicos de diversas partes del mundo, objeto de incendios, grafitis, profanación, robo y vilipendio.

Está claro que todos somos Iglesia, pero los edificios donde radican los templos religiosos son fundamentales para que la comunidad experimente la fe. Es allí donde se celebran los sacramentos. Es en las iglesias donde los fieles escuchan la predicación y reciben la Palabra de Dios. Es allí donde las pastorales, movimientos y servicios, como la Sociedad de San Vicente de Paúl, promueven sus eventos y reuniones. Por lo tanto, preservar las iglesias es salvaguardar la fe.

El Consejo General Internacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl repudia cualquier ataque a la fe católica, especialmente estos incendios criminales, y espera que los infractores sean debidamente responsabilizados de acuerdo con la ley de cada país.

Los ataques a las iglesias causan muchos daños materiales, pero sin embargo no sacuden la fe y nunca apagarán la llama de Cristo que mueve los corazones de todos los hijos de Dios. Las manifestaciones sociales y populares son bienvenidas, siempre que sean pacíficas y respetuosas.

Oremos por la conversión de los pecadores y la salvación de las almas, y que Dios siempre proteja a su Iglesia, liberándonos del mal. “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (San Mateo 16, 18).

Consocio Renato Lima de Oliveira
16º Presidente General
Sociedad de San Vicente de Paúl
Fuente: https://www.ssvpglobal.org/