Agentes de cambio: nuestra herencia

por | Oct 13, 2020 | Formación, John Freund, Reflexiones | 0 comentarios

¿Quién es un agente de cambio?

¿Un agente de cambio? ¿Quién? ¿Yo? Yo sólo me dedico a mis asuntos, haciendo lo que puedo para servir a los que están heridos y al margen de la sociedad y, tristemente, incluso de la Iglesia. Retrocedamos un minuto. Una persona puede hacer que los cambios ocurran inspirando e influenciando a otros. Lo hayamos pensado o no, ¿no es eso lo que hacemos como miembros de la Familia Vicenciana? Hacemos lo que podemos para llevar a cabo la misión de Cristo de difundir la «buena noticia» a los marginados de la sociedad civil y eclesial. Ciertamente, hacemos muchas cosas que inspiran a otros. Cuando lo hacemos, a menudo eso influye en los demás para que hagan algo… ya sea con nosotros o de otra manera que no imaginaríamos. ¿No es eso de lo que se trata una cultura de las vocaciones? De hecho, eso es lo que ha llevado al fenómeno mundial de unos 4 millones de personas que siguen los pasos de Vicente y Luisa. Eso, en sí mismo, es un cambio enorme. Y lo hacemos en más de 150 países del mundo. Parafraseando algo que una vez se dijo de Gran Bretaña… El sol nunca se pone sobre los vicencianos. Haciendo lo que hacemos, encajamos en la descripción de un agente de cambio: «uno que puede hacer que los cambios ocurran inspirando e influenciando a otros.» Así que, sí, eres un agente de cambio que hace lo que puede para ayudar a aquellos que están sufriendo y en los márgenes de la sociedad.

Vicente fue un agente de cambio

Vivió en una sociedad de desigualdades desenfrenadas y durante una época con un clero mal instruído y a veces bastante escandaloso. Se atrevió a preguntar lo que hoy en día llamamos la cuestión vicentina. «¿Qué debe hacerse? Se atrevió a imaginar un mundo en el que las personas se cuidaran unas a otras. No hay evidencia de que tuviera otro plan más que el hacer lo que la Providencia le llamaba a hacer. Esta Providencia le llevó a fomentar algunos movimientos que formaron al clero, los «influenciadores» de su época, y a aprovechar recursos antes no reconocidos, los laicos, especialmente las mujeres. Él imaginó lo que la gente de su época no había imaginado. Pero no se equivoquen. Vicente no empezó con un gran plan. Simplemente hizo en cada momento lo que que sentía que la Providencia le llamaba a hacer en su misión de llevar la buena noticia a los pobres.

La Familia Vicenciana como agentes de cambio

¡Esta es nuestra herencia como seguidores de Vicente y Luisa!  Está en nuestro ADN. Siendo quienes somos, somos agentes de cambio. Cierto, hay algunos que tienen el don de inspirar lo que técnicamente se llama «cambio sistémico». Pero todos y cada uno de nosotros debemos ser conscientes de que haciendo lo que hacemos inspiramos a otros a hacer cosas similares. Así que cuando hablamos de una «cultura de las vocaciones» también estamos hablando de una cultura de fomentar agentes de cambio.

¡Qué herencia!

  • ¿Qué puedo hacer para fomentar una mayor conciencia de la llamada universal a difundir la buena noticia del amor de Dios?
  • ¿Con qué frecuencia salgo de mi zona de confort para dar el paso siguiente en lo que hay que hacer?

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