“Los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar enfermos. Les dijo: No lleven nada para el camino…”
Prov 30, 5-9. 10-13; Sal 118; Lc 9, 1-6.
Los doce, al seguir a Jesús, fueron aprendiendo de lo que Él decía y hacía. Luego los involucró en la misión que Él recibió del Padre, y dándoles poder y autoridad sobre los demonios los envió por todas partes, para anunciar que el reino de Dios había llegado, curando, sanando, perdonando, amando, llevando la paz… Les recomendó “no llevar nada para el camino”, no poner su seguridad y su confianza más que en el amor providente del Padre, en la fuerza del mensaje que anunciarían y en la hospitalidad de la gente.
Todos nosotros, como los doce apóstoles, estamos llamados a ser Discípulos y Misioneros (Documento de Aparecida, 3), asumiendo las mismas encomiendas y las mismas indicaciones. ¿Cómo asumo mi compromiso de Discípulo~Misionero en la tarea evangelizadora de la Iglesia? ¿Cuál es la misión particular que Jesús me confiere? ¿En qué pongo mi seguridad y mi confianza al evangelizar?
¡Ningún bien tengo sin ti!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
María Mares Padilla HC
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