Setenta veces siete: vivir es perdonar

por | Sep 10, 2020 | Formación, Reflexiones, Ross Reyes Dizon | 0 comentarios

Jesús da plenitud a la ley y los profetas.  Es por eso que corrige él a Pedro y dice que hay que perdonar hasta setenta veces siete.

Nos basta con tres reincidencias para denegar el perdón, si bien oímos también no rara vez:  «una y no más, santo Tomás».  Así que siete no es mezquino.  Si parece que lo es, se debe a que se ve a la luz de las setenta veces siete.

La verdad es que siete, que se cita en la biblia más de 700 veces, quiere decir plenitud.  Pero Jesús inaugura el reino de Dios y su justicia.  Por lo tanto, él no se conforma con siete; quiere setenta veces siete.

Jesús, pues, va más allá de lo que la gente considera pleno.  Claro, él va más allá también de la justicia de los más justos a los ojos de la gente.  Y no puede ser de otra forma, que lo nuevo que Jesús introduce lo exige.

Vivir en ese nuevo orden, sí, es disponernos a perdonar hasta setenta veces siete o sesenta y siete veces.  Pero sea setenta veces siete o setenta y siete, ¿qué más da?  Pues nuestra vida dura setenta años o ochenta, si más robustos somos (Sal 90, 10).  Así que, igual, se nos da a entender que hay que perdonar a lo largo de toda nuestra vida.

Los que no perdonan hasta setenta veces siete no viven.

Vivir, pues, es perdonar.  Es decir, sin el perdón, la vida no se vale vivir.  A no ser que perdonemos setenta veces siete, nos resultará la vida como entregada a los verdugos.

En primer lugar, qué tormentos y congojas pasaríamos si Dios no nos perdonara, si él guardara rencor perpetuo.   Y no sería que él nos atormentare, sino que nos atormentáremos a nosotros mismos al vernos desvalidos.  Es decir, sin esperanza de que un poder superior nos sacara de apuros y nos resucitara a una nueva vida.

En segundo lugar, seremos muy infelices si no perdonamos, si llevamos cuentas del mal.  Por citar a José Antonio Pagola:  «Una pareja sin mutua comprensión se destruye; una familia sin perdón es un infierno.  Una sociedad sin compasión es inhumana».

No, no nos quiere Jesús menos humanos.  Y es por eso que pone fin al proyecto de Lamec.  De la estirpe de Caín, jura él vengarse setenta veces siete (Gén 4, 24).  Pero tal plan nunca trae paz.

Es por eso que Jesús busca lo contrario mientras trabaja en el proyecto del reino de Dios.  Vive él el perdón hasta el fin.  Pues entrega su cuerpo y derrama su sangre por nosotros para el perdón de los pecados.  Y su sangre clama con más fuerza que la de Abel y trae paz (Heb 12, 24; Ef 2, 14).

Señor Jesús, concédenos vivir y morir para ti, y perdonar también setenta veces siete.  Así seremos aún más de un solo pensar y sentir.   Pues pedirnos perdón unos a otros es un medio excelente de unión (SV.ES IX:114).

13 Septiembre 2020
24º Domingo de T. O. (A)
Eclus 27, 30 – 28, 7; Rom 14, 7-9; Mt 18, 21-35

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