“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido“
1 Cor 2, 1-5; Sal 118; Lc 4, 16-30.
Hemos acompañado al Señor durante estos dos meses y como todo en la vida, ha habido momentos muy íntimos, de amor y ternura y momentos muy fuertes y radicales.
Cuando estamos con quien queremos, nos gustaría que ese tiempo no acabara y esa es la invitación que nos hace el Señor hoy: nos recuerda que con nuestro bautismo nos unimos a Él y a partir de entonces nos acompaña. Apenas hace unos meses lo recordamos y revivimos con la fiesta de Pentecostés.
Ese Espíritu que está sobre ti y sobre mí, quiere actuar y dar vida a nuestro alrededor, ser portador de buenas noticias y de consuelo; sólo debemos dejarnos guiar. Sabemos que habrá gente cercana que nos desanime, pero habrá otra que nos motive y aliente a seguir. Al fin y al cabo, no seremos nosotros sino el Espíritu de Dios el que actué, si se lo permitimos.
Gracias Señor por tu caminar diario a mi lado, ayúdame a ser dócil a tu amor y dame la gracia necesaria para cumplir tu voluntad y ser luz y esperanza para los demás.
¡Bendito y Alabado Seas mi amado Señor!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Patricia de la Paz Rincón Limón
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