“Señor, tu amor perdura eternamente”
Is 22, 19-23; Sal 137; Rom 11; 33-36; Mt 16, 13-20.
Los discípulos de Jesús ya tenían un tiempo de convivir con Él, podría decirse que lo conocían; entonces Jesús les hace una pregunta: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Las respuestas fueron variadas, es fácil comentar lo que otros dicen. Pero después viene una pregunta directa y profunda: Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? A Jesús le interesa saber quién es para ti o para mí. Él tiene una misión especial para cada uno, pero todo va a depender de la respuesta a esta pregunta.
Pedro, lleno del Espíritu (porque es el Espíritu quien nos revela quién es Jesús), lo reconoce como el mesías. Entonces le da su misión: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (él será quien guie, cuide y pastoree a sus ovejas; convirtiéndose así en el primer Papa) y luego dice algo hermoso: Y el poder del infierno no la derrotará porque Dios mismo es quien la sostiene, aunque a veces el viento sea contrario.
Este día Jesús nos pregunta directamente: ¿Quién soy yo para ti? Tomemos nuestro tiempo para responder y si te es difícil, piensa cómo te comportas, pues tu vida es la que va diciendo la respuesta. Que este alto, Señor, me sirva para enamorarme más de ti.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Patricia de la Paz Rincón Limón
0 comentarios