Hay canciones cristianas que se han hecho universalmente conocidas y que, con seguridad, sabemos tararear o su melodía nos es familiar. Una de estas canciones que han superado a su autor es «Amazing Grace» [Sublime gracia], canto que algunos podrían identificar, por su estilo, con los cantos Espirituales Negros que cantaba la comunidad afroamericana en los terribles tiempos de la esclavitud en América del Norte de los siglos pretéritos. Nada más lejos de la realidad. No es una composición de personas afroamericanas.

Su autor se llama John Newton [1725-1807]. La historia de Newton es curiosa: antes de su conversión al cristianismo, era un marino inglés que traficaba con esclavos africanos, y que ejerciendo este vil oficio quedó cojo al recibir un arponazo en una pierna. Tras su conversión, Newton cambió radicalmente de vida, fue reconocido tanto por cristianos como por no cristianos como un defensor de la libertad y los derechos humanos y un declarado abolicionista que luchó por erradicar de su país el comercio de esclavos.

En estos últimos meses hemos conocido con consternación que el racismo y la discriminación racial no es algo del tiempo de John Newton, sino que sigue algo muy presente en muchas de nuestras sociedades de hoy día. Los creyentes creemos no solo en la dignidad de la persona humana que proclama la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, sino en la fraternidad universal que nos hace hermanos, hijos de un mismo Dios. Cualquier acto de racismo es antievangélico, y los cristianos debemos pedir perdón por las veces que hemos caído en este grave pecado, y trabajar sin descanso para que desaparezca de nuestro mundo esta lacra, en todas sus manifestaciones: la segregación racial, el desprecio al otro, la devastación de las tierras de las comunidades indígenas, la trata…

La canción «Amazing Grace» superó al autor. Muchos reconocen el himno, pero muy pocos oyeron hablar de su compositor. La gracia, el amor y el perdón de Dios fueron capaces de transformar el corazón de un ser pecador y miserable. ¡Admirable Dios, que perdona a todos y siempre! Él mismo nos dice: «No te acuerdes del ayer, no pienses en las cosas del pasado», «Voy a hacer algo nuevo» (Is 43, 16-19): ésa es la promesa de Dios. Y Dios siempre cumple sus promesas.

Para Dios no hay nada imposible (Lc 1,37). Nosotros somos sus brazos en esta tierra, y podemos cambiar las estructuras de pecado que hacen que la discriminación racial siga entre nosotros. Dios necesita al hombre para continuar su obra. ¡Qué grande es Dios que utiliza a los hombres para la construcción de su Reino! ¡Qué admirable nuestro Señor quien, a través de la composición de Newton, tocó (y toca) el corazón de millones de personas!

Somos débiles y pecadores, sí, pero Dios se sirve de quien quiere y como quiere, hasta de un grandísimo pecador como John Newton que descubrió el amor infinito de nuestro Señor y que, a través de su canción, ha cambiado el corazón de piedra de muchas personas a un corazón de carne, sensible y arrepentido.

Letra de «Amazing Grace»:

Amazing grace! (how sweet the sound)
That sav’d a wretch like me!
I once was lost, but now am found,
Was blind, but now I see.

Twas grace that taught my heart to fear,
And grace my fears reliev’d;
How precious did that grace appear,
The hour I first believ’d!

Thro’ many dangers, toils and snares,
I have already come;
‘Tis grace has brought me safe thus far,
And grace will lead me home.

The Lord has promis’d good to me,
His word my hope secures;
He will my shield and portion be,
As long as life endures.

Yes, when this flesh and heart shall fail,
And mortal life shall cease;
I shall possess, within the veil,
A life of joy and peace.

The earth shall soon dissolve like snow,
The sun forbear to shine;
But God, who call’d me here below,
Will be forever mine.

When we’ve been there ten thousand years,
Bright shining like the sun,
We’ve no less days to sing God’s praise
Than when we first begun.

Traducción:

Maravillosa gracia (qué dulce sonido)
la que salvó a un desgraciado como yo.
Estaba perdido, mas fui hallado.
Estaba ciego, pero ahora veo.

La gracia enseñó a mi corazón a temer,
y me liberó de mis miedos;
¡Cuán preciosa aquella gracia,
en la hora en que creí por primera vez!

A través de muchos peligros, trabajos y trampas,
he pasado ya;
y hasta hoy su gracia me ha mantenido a salvo,
gracia que me llevará al hogar.

Las promesas de Dios son buenas,
su palabra asegura mi esperanza;
Él será mi escudo y parcela
mientras dure mi vida.

Sí: cuando esta carne y corazón falle
y la vida mortal cese,
poseeré, dentro del velo,
una vida de la alegría y paz.

La tierra pronto se disolverá como nieve,
el sol parará de brillar.
Pero Dios, quien me llamó,
estará por siempre conmigo.

Cuando llevemos allí diez mil años,
brillando como el sol,
no quedarán menos días para cantar alabanzas a Dios
que cuando comenzamos a hacerlo.

Algunas interpretaciones de «Amazing Grace»

Son muchas las interpretaciones que se pueden descubrir de esta canción en Internet. Os invito a escuchar las siguientes:

Jennifer Hudson hizo una impresionante interpretación del himno durante el funeral de Aretha Franklin, celebrado el 31 de agosto de 2018 en Detroit. Imperdible:

Chris Tomlin es un artista evangélico estadounidense que nos ofrece en este vídeo una versión acústica de la canción:

Naturally Seven es un maravilloso septeto vocal de Nueva York. Aquí les escuchamos en una impresionante versión con muchos toques jazz:

Whitney Houston fue una de las grandes divas de la canción Soul, con un pasado de adicción a las drogas y turbulenta vida sentimental y familiar hasta su fatal desenlace en 2012. En este vídeo la vemos cantar «Amazing Grace» en Johannesburgo (Sudáfrica):

Mahalia Jackson es, sin duda alguna, la más importante cantante gospel del siglo XX. En este video nos ofrece su personal versión del canto:

Javier F. Chento
@javierchento
JavierChento