“Dentro de poco no me verán y luego me volverán a ver”
Hech 18, 1-8; Sal 97; Jn 16, 16-20.
Ante las palabras del Señor los discípulos se desconciertan, no saben de qué les está hablando. Jesús está anunciando su muerte y resurrección, él se da cuenta de lo difícil que es para los discípulos entender esto y entonces les dice al final: Su tristeza se convertirá en gozo. La tristeza acompañará a sus discípulos en la crucifixión, pero en la resurrección renacerá un gozo que no se acabará, porque será más grande que la tristeza. Y así fue, y veremos a los mismos apóstoles anunciando con valentía a su Señor Resucitado y dando la vida por él.
Hoy necesitamos que ese gozo acompañe a la Iglesia. Nosotros también pasamos de la cruz a la resurrección cuando logramos vencer alguna dificultad en nuestra vida, alguna adicción, alguna muerte, alguna perdida. El camino de la cruz es incomprensible a nuestros ojos, pero el Señor, a través de la suya, nos lleva a comprenderla. Jesús entiende nuestra dificultad y nos invita a que nuestra tristeza se convierta en gozo. Jesús captó rápido la tristeza de los suyos y les dio respuesta. ¿Qué tan rápido captamos los problemas de nuestra casa, de nuestra comunidad, de nuestro entorno? ¿De qué manera respondemos?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Elizabeth Sánchez Rangel, H.C.
0 comentarios