Recientemente tomé parte de una videoconferencia de la familia, por Zoom, para celebrar el 70 cumpleaños de mi hermana. Como se pueden imaginar, hubo muchas bromas y conversaciones antes de que todos comenzasen a cantar el Feliz Cumpleaños. Los momentos más ricos, sin embargo, llegaron al día siguiente, cuando leí los correos electrónicos que siguieron al encuentro. Aprovechando la alegría de la fiesta, habían florecido en reconocimientos más plenos de lo que había pasado. Este era el tipo de recuerdo que desencadena una conciencia más profunda de lo que ya había sucedido.

Los dos discípulos del camino de Emaús que habían invitado al fascinante desconocido sabían algo de esta experiencia. Sólo después de que él se fue, recordaron cómo sus corazones habían ardido cuando abrió las Escrituras. El recuerdo de su encuentro actuó como una fuente que se derramaba, permitiéndoles beber en el profundo significado de lo que había sucedido. Desembalando este recuerdo más tarde, el entusiasmo y la emoción de sus voces desató aún más significado para la comunidad allí reunida.

Este «rememorar» es un proceso que se extiende a lo largo de los siglos mientras los seguidores de Jesús traen a la mente y al corazón sus palabras y acciones, especialmente su muerte y resurrección. Mucho más que un simple recuerdo de eventos pasados, este recuerdo desbloquea el significado de lo que realmente ocurrió entonces. Al igual que con los discípulos de Emaús, transporta el superávit de energía y el significado de su experiencia al tiempo presente. Es la memoria como revelación.

Aunque no es tan central para la fe como el «hacer esto en memoria mía» del Señor, el recuerdo que hacemos los Vicencianos tiene su propia manera de traer las gracias del pasado al ahora. Una lectura atenta de la vida y palabras de Vicente, y un recuerdo imaginativo de los ministerios de Luisa y Federico pueden abrir nuevas perspectivas para nuestros tiempos. Los tres poseen corazones inflamados por el bien de los pobres de Dios. Sumergirse en sus escritos y biografías puede encender realizaciones fructíferas para hoy y provocar nuevos enfoques creativos.

Este tipo de recuerdo fértil permite que la luz del pasado brille en los desafíos del presente.