Sab 1, 12-22; Sal 33; Jn 7, 1-2. 10, 25-30.
“Trataban de capturar a Jesús, pero aún no había llegado su hora”
¡Qué complicada es la vida para quien intenta cambiar el mundo!
Hoy, con veinte siglos de recorrido, hemos llegado a construir una imagen de Jesús bastante sólida, pero él en su tiempo no tuvo esa suerte. Había decenas de personas que se presentaban como mesías, todos ellos sucumbieron ante los peligros del tiempo.
En la persona de Cristo se reconocen, en este evangelio, dos dimensiones importantes: una es su presencia y convicción, sabe que porta la vida de Dios. Y otra, que no se deja intimidar por el peligro que le aqueja, sabe que la hora la ha fijado el Padre Dios que lo habita.
Hoy comprendemos que Jesús no andaba por la vida buscando la muerte, al contrario, amaba la vida por sobre todas las cosas terrenales, pero no era un ingenuo, sabía que su proyecto acarreaba peligros. La enseñanza de este evangelio para nosotros es la de aceptar que el mensaje del evangelio no es neutral, nos invita a ponernos en camino, a vivir de otro modo, ponderando la vida por encima de todo y sabiendo que eso trae consecuencias para quien decide poner el evangelio primero.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Diác. Félix Armando González M. C.M.
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