Dn 9, 4-10: Sal 78; Lc 6, 36-30.
Perdonen y serán perdonados
Al discípulo de Jesús no le toca juzgar ni condenar, sino perdonar y dar.
Sin duda que una de las prácticas más escandalosas de Jesús para la gente de su tiempo fue el hecho de perdonar en nombre de Dios. El pueblo de Israel se sentía con el derecho de juzgar, pues le había sido otorgada la Ley para administrarla en nombre de Dios. Jesús va a lo profundo y recuerda que la Ley ha sido dada para plenitud de la humanidad, el juicio corresponde a Dios y sabemos que será ejercido con misericordia por Jesús, de modo que, cuando poco antes en el relato, el Señor pide practicar la misericordia como lo hace Dios, hemos de comprender que esa es la meta y el límite.
Hoy cuando se escucha hablar de tribunales eclesiásticos, derecho canónico, procesos judiciales en la Iglesia, podemos hacernos una imagen que para nada es la que propone Jesús. Los cristianos no estamos exentos respeto de la ley y de afrontar las consecuencias de nuestros errores y pecados, pero si no confiamos en que la misericordia de Dios está por encima de cualquier otra cosa, quizá estemos siguiendo un camino que nos llevará lejos de las aspiraciones del Reino de Dios.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Diác. Félix Armando González M. C.M.
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