Jon 3, 1-10; Sal 50; Lc 11, 29-32.
“¿Qué señal requiere la gente de este tiempo?”
Existen cristianos (y lamentablemente no son pocos) que pueden ir el domingo a misa y el lunes a hacerse una limpia, incapaces de distinguir entre lo mágico y lo sagrado. Una mala interpretación de la Escritura puede hacernos pensar que la presencia de Dios requiere de ciertos acontecimientos o señales sobrenaturales que nos indiquen que él se acuerda de nosotros o que tiene un plan para cada uno. Los hombres tememos sentirnos a la deriva.
Sin embargo, hemos de estar conscientes de algo fundamental, Dios nunca se muda, pero es un Dios discreto que se vale de lo pequeño para hacerse notar. De Jonás aprendemos que nada escapa a la misericordia de Dios, de la reina del sur aprendemos que lo importante es permanecer en búsqueda constante. De Jesús sabemos que todo está centrado en él, es la única señal que los cristianos tenemos para orientar nuestro camino.
El evangelio que hoy escuchamos nos lleva a preguntarnos: ¿Qué señales estamos buscando los hombres y mujeres de este tiempo?
Cuaresma es un tiempo para volver a lo esencial, a la paz del corazón que se abre a recibir la gracia de Dios a su ritmo y no al de nuestro interés..
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Diác. Félix Armando González M. C.M.
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