1. Vida apostólica
La Congregación de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl nació en Italia, en la diócesis de NOVARA, el 06 de enero de 1939. Abrió la misión en Burundi en 1972, en la parroquia de BUHORO, arquidiócesis de GITEGA. Actualmente estamos presentes en cinco diócesis de BURUNDI:
- Diócesis de RUYIGI: Parroquia de Gisuru
- Diócesis de NGOZI: Parroquia de Ngozi
- Arquidiócesis de GITEGA: Parroquia de Bon Pasteur
- Diócesis de BUBANZA: Parroquia de Masango
- Arquidiócesis de BUJUMBURA: Parroquia de Buterere
Nos dedicamos a los más pobres, que son los favoritos de Cristo: los acogemos, los asistimos, los visitamos en sus casas…
Los niños son los primeros destinatarios y protagonistas de nuestro servicio educativo, humano y espiritual; por esta razón se abrieron el Orfanato Casa Allessia de Masango, la Casa Betania y la escuela de San Vicente de Paúl en Buterere. En las comunidades parroquiales, estamos comprometidas en el servicio litúrgico y catequético y en el cuidado de la infancia misionera.
Las visitas a domicilio de los más pobres son irrenunciables, dondequiera que estemos.
Más de 60 niños son atendidos en el orfanato de Masango.
También en Masango, los enfermos reciben asistencia médica en nuestro Centro Médico.
Como ya se ha dicho, los más jóvenes son, para nosotras, un campo privilegiado para anunciar la buena nueva de Cristo y la confianza en la paternidad de Dios. Este servicio también se presta en las escuelas, a partir de guardería. Las siguientes imágenes corresponden a la escuela de San Vicente de Paúl situada en Buterere:
También hay que destacar el apoyo socio-psicológico a los niños de la calle, rescatados por la Casa Betania. Aquí hay algunas fotos tomadas durante las jornadas de sensibilización en la calle:
2. Los desafíos y el contexto del lugar donde realizamos el apostolado
Burundi es un país situado en África Central. Es uno de los tres países más pobres del mundo. Para nosotras no es fácil llevar a cabo los servicios que necesitan nuestros maestros, los pobres, por falta de recursos; en un buen número de casos no podemos llevarlos a cabo.
Nuestra Congregación fue fundada en Italia en 1939. En aquellos días era fácil encontrar bienhechores y, además, la mayoría de los miembros de la congregación estaban en edad de trabajar. Hoy en día, después de la crisis económica mundial, es raro que encontremos apoyo (benefactores). Además, hay menor número de hermanas jóvenes activas, y más que están jubiladas.
El servicio de orfanato es muy exigente; la leche infantil es cara. En los últimos años, la cooperación suiza nos ha proporcionado leche para las diferentes fases de crecimiento infantil. No obstante, la ayuda dejó de llegar hace dos años.
Se ha establecido que, a la edad de tres años, el niño del orfanato debe ser reintegrado en su respectiva familia natural o adoptiva. En la mayoría de los casos, la reintegración familiar crea problemas. Como resultado de la pobreza, hemos constatado muchas recaídas. Para remediarlo, necesitamos apoyar a las familias en dificultades a través de actividades que les generen ingresos (cría de ganado menor: cabras, cerdos, gallinas, cultivo de hortalizas…).
La Casa Betania se ocupa de las niñas más vulnerables y les proporciona atención médica, alojamiento, alimentación, apoyo psicosocial y espiritual… Todas ellas están escolarizadas y progresan adecuadamente.
Las que están en 6º grado estudian en nuestra Escuela de San Vicente de Paúl.
El objetivo es la reintegración social y familiar de estos niños. En este aspecto, estamos muy atrasadas, debido a la falta de recursos que nos apoyen. En nuestras visitas familiares nos encontramos con muchísimos casos de personas sin hogar, como se muestra en las siguientes fotos:
A veces, estas visitas nos causan mucho dolor. Esta familia, por ejemplo, vive en la pobreza extrema, sin techo, viviendo en una cabaña construida en tierra ajena:
Como dijo san Vicente de Paúl, la caridad es infinitamente inventiva; hay muchos casos que consideramos necesario acompañar, pero también muchas veces nos vemos incapaces. Mantenemos el coraje de tratar hacer más, mientras esperamos que el Dios de la Providencia siga haciendo su obra.
En unión en la oración y en el servicio de nuestros maestros, muchísimas gracias.
Burundi, 21 de junio de 2019
Sor Rose Tovagliaro,
Hermana Delegada de la Madre General en Burundi.
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