“Llamó a los doce y los fue enviando de dos en dos”
1Re 2, 1-4; 10-12; 1 Crón 29; Mc 6, 7-13.
Junto al mandato del amor, Jesús nos dejó éste: Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio (Mc 16, 15). Cuando vamos de misión, enseguida pensamos en lo que hay que llevar. Curiosamente, en el evangelio de hoy Jesús habla, por el contrario, de lo que no hay que llevar.
¿Qué es lo que sí hay que llevar? La Palabra de Jesús, su presencia, la oración, la confianza en él, la apertura al Espíritu Santo para que sea Él quien hable. Porque voy a hablar de Jesús con mis palabras y con mi vida.
El estilo de vida que Jesús nos propone es desafiante y provocativo. ¿Qué hacemos con estas palabras de Jesús? ¿Habrá que borrarlas del evangelio? Necesitamos hoy más que nunca ser fieles a su espíritu y caminar con la confianza puesta en su persona y sus palabras, no en nosotros o en nuestros propios medios.
El reino de Dios no se construye con dinero, su proyecto no lo sacarán adelante los ricos, sino aquella gente sencilla que sabe vivir desprendida de tantas esclavitudes que este mundo consumista nos ofrece. La obsesión por la seguridad nunca será buena, y los privilegios menos. Alejados de los pobres no anunciaremos la Buena noticia de Jesús.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Benjamín Romo cm
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