“Se compadeció, porque eran como ovejas sin pastor”
1 Jn 4, 7-10; Sal 71; Mc 6, 34-44.
Escuchamos en el evangelio el relato de la multiplicación de los panes. El autor sagrado, que no es sólo un reportero, se permite describirnos lo que pasaba dentro del corazón de Jesús: “Se compadeció de la multitud”, nos dice; los miró y sintió un profundo pesar; habían caminado mucho para esperarlo en la playa del lago. No eran gente rica, era el pueblo que, en su mayoría, vivía sometido por los tributos, el hambre y la enfermedad. La vida era muy dura para ellos. Y Jesús se compadece y los sacia abundantemente.
Sor Lindalva Justo de Oliveira es una santa mujer de nuestros días. Fue una Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl. Brasileña, nació en 1956. Entró a la Compañía a los 35 años. Terminando su Noviciado fue enviada a servir a un centro de atención a enfermos terminales. Tenía el espíritu vivo, sencillo, comprometido, alegre y entregado de las Hijas de la Caridad. El viernes santo de 1993, llegando de la celebración del Vía Crucis de Jesús, vivió el suyo propio: fue acuchillada por uno de los pacientes que, obsesionado por Sor Lindalva, había decidido vengarse por la resistencia de la Hermana a sus insinuaciones. Tenía 40 años, murió en el acto, mientras servía el desayuno a sus “amos y señores”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
P. Silviano Calderón cm
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