Lo que unos descartan, otros lo aprovechan. En Brasilia DF (Brasil), muchas familias sobreviven con lo que encuentran en la basura. Los materiales reciclables se recogen y se venden. Este dinero garantiza la supervivencia de los recicladores y sus familias en la Cidade Estrutural, una zona populada y muy necesitada de la capital de Brasil.
En este escenario, se está desarrollando una de las historias de éxito de los Proyectos Sociales del Consejo Nacional de Brasil de la Sociedad de San Vicente de Paúl (CNB/SSVP). El Consejo aprobó la propuesta de la Conferencia del Inmaculado Corazón de María, entregando cerca de R$20.000 reales brasileños [aproximadamente 4.400 euros, 4.830 dólares americanos] para la compra de 21 carros para ser utilizados en la recolección de materiales reciclables.
El consocio José Alves nos cuenta que antes de tener este equipo, era muy común encontrar a los recicladores recogiendo la basura de una manera precaria, con carros improvisados y a menudo en malas condiciones o rotos. «Como los nuevos carros son fuertes y más ligeros, permiten una mayor movilidad. Tenemos casos de recicladores que sacan alrededor de R$2.000 al mes [440 euros, 483 dólares]», dice. Señala que muchos de los beneficiarios siguen viviendo en condiciones precarias; sin embargo, ya han conseguido independencia financiera y no necesitan la canasta básica donada por la SSVP.
El proyecto de los Recicladores de Brasilia es seguido de cerca por el consocio Gilson Timóteo Sacramento, quien informa que la iniciativa también fue diseñada para dar legalidad al trabajo de los recicladores. Algunos de ellos transportaban los reciclables en vagones con animales y el Plan Piloto de Brasilia les prohíbe circular. «Contactamos y pedimos presupuesto a un cerrajero, para diseñar un carro más fuerte y, al mismo tiempo, que no fuera tan pesado. Su peso está bien distribuido, las ruedas son de motocicleta, hay una pequeña puerta en la parte trasera para facilitar la descarga del material y una cesta en la parte delantera para poner objetos personales o alimentos, para que no entren en contacto con el material cosechado», describe.
Gilson también comenta la satisfacción de saber que las familias atendidas han sido promovidas. «La recompensa no es recibir un ‘gracias’ de ellos, sino la certeza de acompañar el progreso de cada uno de los recicladores beneficiados por los Proyectos Sociales».
Fuente: Redacción de SSVP BRASIL
http://www.ssvpbrasil.org.br/
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