Reaccionar con humilde mansedumbre, eso es santidad.
Is 35, 1-6. 10; Sal 145; Sant 5, 7-10; Mt 11, 2-11.
Juan Bautista es como el Moisés del Nuevo Testamento, atisba el amanecer del Reino, es mensajero que prepara el camino a Jesús. Hoy es el domingo del gozo en la espera hacia la Navidad.
Esperar es una habilidad y cualidad que se cotiza alto, pero hacemos casi lo que sea para no experimentarla. Las notificaciones en los celulares estimulan la ansiedad de respuestas inmediatas.
Nos están robando la sabiduría de esperar. Acojamos el testimonio del Bautista que desde la cárcel no se rinde; pregunta, busca y resiste el atropello porque espera. Juan tuvo sus dudas y sin rodeos ni trampas preguntó. Y justamente esa pregunta dio el mejor pretexto para acercarse a Jesús que no defrauda a los que buscan la verdad con sincero corazón: Vayan y digan lo que han visto y oído… ¿Qué habrá sucedido cuando escuchó la respuesta de Jesús? El tiempo de espera ha terminado y por eso estamos alegres.
Animémonos, que “el prende y apaga” de los foquillos que adornan tantos lugares, nos recuerden las obras de misericordia, señales inequívocas de un Dios que viene en persona, a transformarnos en aguas del desierto; arroyos en la llanura, manantiales en tierra reseca.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Sor Alicia Margarita Cortés H.C.
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