“El que blasfeme contra el Espíritu Santo”
Rom 4, 13. 16-18; Sal 104; Lc 12, 8-12.
La blasfemia contra el Espíritu Santo es resistir al Espíritu de Dios, es decir, a la voluntad activa del Dios que salva. Blasfemar contra el Espíritu se refiere a la pérdida de la fe. Es la rebeldía que llega después de haber sido iluminados por el Espíritu (Heb 6, 4-6; 10, 26-39). La ignorancia de los judíos (Hch 3, 17) que había conducido a la muerte de Jesús era perdonable. Pero una vez emprendido el camino de la conversión, de la fe y de la inspiración, los cristianos no pueden cuestionar el designio salvífico de Dios.
Es un pecado imperdonable, no porque Dios no nos perdone, sino porque quien lo comete está rechazando la conversión. ¿Se puede perdonar a quien rechaza el perdón? Pecar contra el Espíritu es un modo muy sutil de encerrarnos en la creencia de que no necesitamos convertirnos. Es el pecado de quien no se reconoce pecador y por lo tanto cree que no necesita del perdón (Lc 18, 9-14). Abramos nuestro corazón y recibamos el perdón de Dios que tiene su fuente en el amor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Antonio G. Escobedo Hernández C.M.
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