“¿Quién será éste de quien oigo tales cosas?”
Ag 1, 1-8; Sal 149; Lc 9, 7-9.
Aunque para Herodes el deseo de conocer a Jesús, no fue lo esperado, podemos decir: “Bendita la intención que lleva al verdadero encuentro con Cristo”. Así podemos pensar en la vida de muchos hombres y mujeres que mediante ese encuentro alcanzaron la gracia de la santidad.
Para San Vicente de Paúl este encuentro se dará en la persona de los pobres. “Al servir a los pobres, se sirve a Jesucristo. Hijas mías, ¡cuánta verdad es esto! Servís a Jesucristo en la persona de los pobres. Y esto es tan verdad como que estamos aquí. Una hermana irá diez veces cada día a ver a los enfermos, y diez veces cada día encontrará en ellos a Dios. Como dice san Agustín, lo que vemos no es tan seguro, porque nuestros sentidos pueden engañarse; pero las verdades de Dios no engañan jamás. Id a ver a los pobres condenados a cadena perpetua, y en ellos encontraréis a Dios; servid a esos niños, y en ellos encontraréis a Dios.
¡Hijas mías, cuán admirable es esto! Vais a unas casas muy pobres, pero allí encontráis a Dios. Hijas mías, una vez más, ¡cuán admirable es esto! Sí, Dios acoge con agrado el servicio que hacéis a esos enfermos y lo considera, como habéis dicho, hecho a él mismo”. SVP, IX, 240.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Plascencia Casillas C.M.
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