“Tu fe te ha salvado, vete en paz”
1 Tim 4, 12-16; Sal 110; Lc 7, 36-50.
Dichosa la mujer que en la casa de Simón recibió de Jesús el perdón de sus pecados por haber amado mucho. Pero dichosa aún más, aquella mujer que por amor a Dios ha respondido a su llamado, consagrando su vida entera al servicio de los pobres.
A la llegada de las Hijas de la Caridad a México en 1844, los periódicos informaban: “Las Hermanas de las Caridad. Ayer han llegado a esta capital estas mujeres respetables. Han atravesado el mar, se han expuesto a los peligros ordinarios de la navegación y al furor de los huracanes, han dejado su patria para no verla más y han venido a ofrecer en nuestro país a la humanidad doliente y miserable todos los auxilios que la caridad cristiana prodiga al desdichado…
¡Y en qué circunstancias han llegado a México las Hijas caritativas de San Vicente de Paúl! Cuando quizá va a haber, más que en otras épocas, muchas desdichas que consolar, muchas lágrimas que enjugar, muchos desventurados que socorrer.”
Gracias Señor por tu perdón, que él me lleve a entregar mi vida al servicio de los necesitados.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Plascencia Casillas C.M.
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