El director de orquesta se da cuenta

por | Ago 28, 2019 | Formación, John Freund, Reflexiones | 0 comentarios

Un director de orquesta nota cuándo faltan instrumentos

El gran director preguntó: «¿Dónde está el flautín?»

Sir Michael Costa fue un gran director de orquesta del siglo XIX. Se dice que un día dirigía un ensayo en el que la orquesta estaba acompañada por un gran coro. A mitad de la sesión, el flautista dejó de tocar. Parecía algo bastante inocente: después de todo, ¿quién echaría de menos al pequeño flautín en medio de la gran masa de instrumentos que tanto brillaban? De repente, sir Michael detuvo a toda la orquesta y al coro. «¡Alto! ¡Alto! ¿Dónde está el flautín? ¿Qué le ha pasado al flautín?»

Sabía que el flautín tenía voz. Y esa voz tenía una contribución que hacer.

A veces nos sentimos como ese flautista: pensamos que no tenemos mucho que ofrecer, que si paramos nuestro ministerio nadie se dará cuenta, de todos modos. Sin embargo, el Gran Director se da cuenta y necesita que completemos su obra maestra orquestal.

Somos el cuerpo de Cristo

¿No es eso lo que el apóstol Pablo tenía en mente en el famoso pasaje de 1 Corintios 12?:

Pues el cuerpo no lo forma un solo miembro, sino muchos. Si dijera el pie: «Puesto que no soy mano, no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Y si el oído dijera: «Puesto que no soy ojo, no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿dónde estaría el oído?; si fuera todo oído, ¿dónde estaría el olfato?

Somos parte de algo que es más grande que nosotros. Esto debería darnos una sentido de verdadera significación. No estamos solos, sino que somos parte de una entidad orgánica de seres humanos, parte de una familia celestial que nunca morirá. No somos llamados «personas» de Dios; somos llamados pueblo de Dios. Ninguno de nosotros sufre o se regocija sin que esto tenga un impacto en el resto de nosotros.

Los pequeños flautines del Cambio Sistémico

Creo que aquí hay una lección para cada uno de nosotros, al ver los rostros del sufrimiento y la marginación en el mundo.

Hace más de 175 años Federico Ozanam escribió: «La caridad es el samaritano que vierte aceite sobre las heridas del viajero que ha sido atacado. El papel de la Justicia es prevenir el ataque».

El 4 de febrero de 2017, el Papa Francisco se hace eco de las palabras de Federico: «Debemos trabajar para cambiar las reglas del juego del sistema socioeconómico, no basta con imitar al Buen Samaritano del Evangelio» (ver post relacionado: el Papa Francisco se hace eco de Ozanam).

La implicación es clara cuando vemos el panorama general. Incluso los pequeños flautines del cambio sistémico son importantes (además, tenga en cuenta que incluso los flautines vienen en varias formatos).

El cambio sistémico no ocurre por sí solo. Se necesita la colaboración de muchas personas con diferentes dones.

Algunos tienen el don del profeta de abrir los ojos a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas. Otros tienen el don de las conexiones, lo que permite un esfuerzo de colaboración. Pero, ¿quién de nosotros no tiene el poder de levantar un teléfono, escribir una carta o hablar con nuestros vecinos? Todas las acciones importantes para dar voz a los que están en los márgenes.

Haciendo nuestra parte

  • ¿Con qué frecuencia pienso que soy un pequeño flautín que nadie escuchará?
  • ¿Qué se necesita para escribir o llamar a una persona en el poder, en nombre de los que no tienen voz?
  • ¿Animo alguna vez a otras «voces pequeñas» a participar en el coro?
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