En abril, mes en el que celebramos la fiesta de fundación de la Sociedad de San Vicente de Paúl y el aniversario del nacimiento del bienaventurado Antonio Federico Ozanam, rememoramos la célebre frase de nuestro principal fundador: «¡Vayamos a los pobres!». Ozanam invitó a todos los participantes del grupo a unirse contra la miseria que asolaba a Francia en aquellos tiempos y a dar testimonio de fe cristiana. Hoy, somos cerca de 800.000 seguidores de Ozanam en más de 150 países[1].
Para vivenciar esta máxima de Ozanam, el Consejo Nacional de Brasil eligió como tema la sentencia «¡Vayamos a los pobres!» para conducir los trabajos vicentinos en el país a lo largo de 2012, para que orientara a todas las unidades vicentinas en la búsqueda del fortalecimiento de la espiritualidad en el servicio y en la evangelización de los pobres, tal y como nos inspira la Regla de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Es decir, que la temática contagiara no solo a los consocios, sino también y sobre todo a las familias socorridas.
Ir a los pobres, por medio de la visita domiciliaria semanal, es la característica primordial de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Es el elemento que nos distingue de otras entidades sociales y organismos no gubernamentales. Pero, ¿cómo debemos ir a los pobres?
Vayamos a los pobres con alegría y entusiasmo. El vicentino debe ser alegre y estar contento y feliz con la gracia que Dios le ha concedido. Somos personas bendecidas en un mundo lleno de injusticias. Debemos estar siempre alegres, especialmente a la hora de la visita, cuando somos más observados. Nuestro mensaje de entusiasmo debe animar a los asistidos a superar sus limitaciones y dificultades. La Biblia nos enseña: «Los justos se regocijan, y ante Dios saltan y gritan de alegría»[2].
Vayamos a los pobres, con firmeza y determinación. Nuestras acciones deben estar enfocadas hacia la mejora continua de las condiciones de vida (aspecto material) y el perfeccionamiento espiritual de las familias asistidas. No podemos perder ese foco, so pena de caer en el asistencialismo. Con determinación (es decir, con el deseo firme de que las cosas mejoren), podemos contribuir mucho para con los pobres. Así lo enseña la Biblia: «La voluntad de Dios es que se hagan santos»[3].
Vayamos a los pobres, con eficacia e información. El vicentino del siglo XXI afronta inmensos desafíos en el proceso de la promoción integral de los asistidos, y sus acciones deben ser eficientes para producir resultados. El vicentino debe estar bien informado, conocer las estadísticas socioeconómicas y la legislación laboral, entre otros documentos, para poder orientar mejor a las familias socorridas. Y siempre rezar mucho por ellos, pues ya dice la Sagrada Escritura: «La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante»[4].
Vayamos a los pobres, con amistad y caridad. Nada mejorará si, llevando una bolsa de alimentos o un kit de material escolar a una familia, no tenemos caridad. No todo gesto de ayuda se puede considerar «caridad». Debemos mostrar compasión en nuestros actos y, sobre todo, ser amigos de los asistidos, haciéndoles ver que somos sus iguales y que Dios no hace acepción de personas. San Pablo nos inspira: Es maravilloso recibir demostraciones de buena amistad[5].
Vayamos a los pobres, con espíritu misionero y de servicio. Sin duda, en estas dos palabras reside toda la fuerza de la actuación vicentina. El ardor misionero nos mueve a salir del confort de nuestras casas para visitar hogares paupérrimos, sucios e incluso con malos olores. Sin ardor misionero, nada haríamos. En cuanto al servicio, resulta innecesario mencionar que ese trabajo se hace para gloria del Señor y nunca para nuestra autopromoción. La Escritura nos dice: «Por eso debes estar siempre alerta. Supera las dificultades, dedícate a tu trabajo de evangelizador, cumple bien tu ministerio»[6].
Por lo tanto, mis queridos consocios, los retos son muchos pero, con la Providencia Divina de nuestro lado, mucho podremos emprender. ¡Vayamos a los pobres!
[1] Datos de diciembre de 2016.
[2] Sal 68, 4.
[3] 1 Tes 4, 3.
[4] Sant 5, 16.
[5] Cf. Gal 4, 18.
[6] 2 Tim 4, 5.
Renato Lima de Oliveira
16º Presidente General de la Sociedad de San Vicente de Paúl
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