Lo que sabemos… y olvidamos… sobre san Vicente

por | Jun 5, 2019 | Formación, John Freund, Reflexiones | 0 comentarios

Lo que sabemos sobre san Vicente

Él cambió su mundo… y nuestro mundo.

Tenemos que agradecer a Vicente por las siguientes contribuciones:

  • Pensar nuevas opciones para las mujeres que querían dedicar sus vidas al servicio. Aprender más
  • Invitarnos a ir más allá de una visión monástica de la santidad, hacia lo que el Papa Francisco llama «santidad ordinaria». Aprender más
  • Revitalizar el potencial de los laicos en el ministerio e ir más allá de una concepción de la iglesia dominada por el clero. Aprender más
  • Recordarnos una iglesia que es el «Pueblo de Dios», en lugar de meramente la jerarquía romana, llamada a servir a los pobres y los marginados Aprender más
  • Enseñarnos a «ver» a los más débiles y más pobres del mundo. Aprender más
  • Señalarnos que los vicencianos están llamados a ir, no solo a una parroquia, no solo a una diócesis, sino a todo el mundo. Aprender más
  • Destacar que somos evangelizados por los pobres. Aprender más
  • Pedirnos que “proclamemos la libertad a los cautivos y la recuperación de la vista a los ciegos, que liberemos a los oprimidos y que proclamemos un año de gracia para el Señor”. Learn more
  • Animarnos a soñar y recordarnos que ya no somos lo que fuimos, ni somos lo estamos llamados a ser. Aprender más

¿Cómo hizo todo eso?

Lo que olvidamos de san Vicente

Lo que olvidamos es que Vicente cambió su mundo porque estaba profundamente consciente de pertenecer a esa realidad última que llamamos Dios. Él era profundamente consciente de que pertenecer a Dios significaba pertenecer los unos a los otros. Encuentro fascinante que cada día la ciencia nos recuerde nuestra creciente conciencia de vivir en un mundo interconectado. ¿No es eso ser consciente de vivir dentro de un sistema ecológico?

Usando otro vocabulario, ¿no es eso de lo que tratan los místicos? Eran profundamente conscientes de pertenecer a Dios y unos con otros. El hermano David Steindl-Rast nos recuerda que «los místicos no son un tipo especial de ser humano. Pero cada ser humano es un tipo especial de místico. Todos estamos llamados a ser místicos siendo conscientes de nuestra interconexión entre nosotros y con toda la creación».

Vincent sirve como un excelente ejemplo de lo que el papa Francisco llama un «místico de ojos abiertos»… cuya oración condujo a la acción y cuya acción condujo a la oración.

Vicente de Paúl: el místico de la caridad que cambió su mundo… y el nuestro

En su libro recién publicado, Robert Maloney, CM, ex Superior General de la Cogregación de la Misión, escribe sobre «El fuego en el corazón de San Vicente de Paúl».

De la nota de publicación:

El misticismo de san Vicente de Paúl fluía entre el ser consumido por el amor de Dios y el amor al prójimo, hechos que él consideraba inseparables. Sus «visiones» como místico consistían en mirar a los ojos de los pobres y ver la humanidad sufriente de Jesús. Las «revelaciones» que recibió como místico provinieron de los gritos de los pobres. El alimento de Vicente como un «Místico de la Caridad» provino de dos fuentes principales: la meditación diaria en la palabra de Dios y el contacto directo con los pobres. Cada uno alimentó al otro. Pocos santos, si hay alguno, han combinado una mezcla mejor.

En las próximas semanas, presentaré los aspectos más destacados de los diez capítulos en los que se describe el tipo especial de místico que fue Vicente… y sus implicaciones en las formas en que podemos ser místicos, plenamente conscientes de la realidad en la que «vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser».

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