No muchos pueden decir que han escrito un libro, y mucho menos uno que se haya publicado en 30 países. No muchos pueden afirmar que han estado en la lista de la revista Time de las «100 de las mujeres más influyentes (2015)». Y ahora, algo muy especial: ¡No muchos pueden afirmar que cada episodio de su serie de Netflix (¡A ordenar con Marie Kondo!), haya provocado fehacientemente un aumento en las donaciones a Thrift Shops!
Todo esto es algo que Marie Kondo puede decir. ¡Y más! ¿Cómo puede ser esto? Puede ser porque las personas, en esta cultura consumista, tienen la sensación de que algo no cuadra. Demasiadas cosas. Puede ser porque las personas se identifican con el mantra de Marie: «mantener las cosas que despiertan alegría y deshacerse del resto». Es el mantra de las personas que buscan ordenar sus vidas.
Esto me hizo pensar en qué es lo que enciende la alegría en los corazones vicencianos.
¿Qué despertó la alegría en san Vicente y santa Luisa?
No se necesita reflexionar mucho para averiguar lo que provocó la alegría en los corazones de los muchos en nuestra gran «nube de testigos» en la tradición vicenciana: San Vicente, Santa Luisa, el beato Federico, la beata Rosalía, Santa Isabel, etc.
Cada uno de ellos reconocieron la alegría que sentían cuando se tomaron en serio la sentencia de Jesús: «todo que hagan por el menor de mis hermanas y hermanos, lo hacéis por mí». Trajo alegría por partida doble, al ver cómo se iluminaba un rostro antes temeroso, cuando alguien experimentaba el amor de Dios. Trajo la alegría de ver a esa persona como Dios la ve, en lo profundo de sus corazones. Tal vez podamos identificar su alegría al experimentar la propia alegría de Dios al ver toda la creación.
¿No se trata de obrar y reflexionar?
Cómo despertar esa alegría en nosotros mismos
San Pablo nos da una pista. Aferrarse a
«todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta«. Filipenses 4,8
¿No es de eso de lo que se trata la contemplación? El gran escritor jesuita Walter Burghardt describió la contemplación como «una larga mirada amorosa» y ver aquello de lo que no siempre somos conscientes. ¿Reconomos nuestra acción para ver qué es lo que despierta alegría?… y lo que hicimos o no hicimos que nos impide experimentar la verdadera alegría (en contraste con el mero placer)
¿Qué tal esto como forma de profundizar nuestra alegría?
En la tradición jesuita, se le llama «examen de conciencia». No es lo que habitualmente entendemos como examen de conciencia. Más bien, es dedicar tiempo a darse cuenta de dónde y cómo Dios está presente en nuestras vidas.
Una forma simplificada de buscar la alegría en nuestras vidas
Cuando miro hacia atrás en el último día o semana…
- ¿Qué hice por los demás (y, por lo tanto, por Jesús y por Aquel que lo envió)?
- ¿Cuándo vi el rostro de Dios en mis hermanos y hermanas?
- ¿Cuándo no vi el rostro de Dios en hermanos y hermanas? ¿Por qué?
0 comentarios