La vida de Esche, a lo largo de quince años, con un esposo soldado y sus cuatro hijos, no era perfecta, pero tenía refugio en una casa alquilada y comida para sus hijos. Ese pobre estilo de vida terminó hace cinco años, cuando su esposo murió de SIDA y Esche tenía 35 años. Se quedó sin nada. Sin ingresos ni habilidades, Esche y sus cuatro hijos vivían una vida muy miserable y explotada en las calles. Hacía lo que tenía que hacer y apenas podía lograr vivir el día a día.
Esche reflexiona sobre su vida en la calle: «No soñaba con mejorar mi vida… Consumíamos lo que recibíamos. En pocas palabras, perdí la esperanza de vivir».
Finalmente, su propia salud se deterioró gravemente y Esche solicitó ayuda al programa gubernamental para Asuntos de la Mujer y la Infancia, que la encaminaron al Laboratorio y Clínica de las Hijas de la Caridad Santa María en Addis Abeba (Etiopía). Junto a otras mujeres, Esche recibió apoyo y capacitación sobre higiene y saneamiento adecuados, salud y una vida digna. Ella cuenta cómo el haber asistido a un curso de cinco días de capacitación en habilidades empresariales cambió su forma de pensar y, esencialmente, su vida. Armada con nuevas habilidades, Esche recibió fondos básicos para comprar materiales y comenzó su propio negocio. Se unió a una comunidad local de ahorro y préstamo. Finalmente, pudo comprar su propia máquina de coser y ahora crea ropa cultural que vende en el gran mercado al aire libre «Merkato«.
Ahora, con 40 años, Esche y sus hijos viven una vida saludable en su propia casa, y está orgullosa de poder pagar los costos educativos de sus hijos. Su hijo menor está en el jardín de infantes, dos están en la escuela primaria y su hija mayor asiste a la Universidad de Addis Abeba.
“Ahora tengo un sueño y tengo esperanza… ¡gracias a Dios!», exclama Esche.
Fuente: http://www.daughtersips.org/
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