Is 50, 4-9; Sal 68; Mt 26, 14-25,
“Mi hora está próxima”
De nuevo Judas, y de nuevo su traición. Es un hecho desconcertante: ¡Uno de los amigos más íntimos de Jesús lo traiciona y lo entrega a las autoridades! Nos cuesta creerlo.
No sabemos sus razones, pero sí sabemos que Jesús conocía sus intenciones y que hasta el último momento lo invitó a permanecer con él, a confiar. En la cena le ofrece un bocado de su mismo plato. Es éste un gesto de amistad, de intimidad. Jesús le está diciendo: –Te amo a pesar de todo, te invito a participar de mi amistad, a permanecer junto a mí. Te acojo, te perdono… pero eres libre.
Y Judas toma la decisión y sale.
Este hecho nos advierte sobre dos cosas:
–Sobre nuestra fragilidad e inconsistencia como discípulos. Nos recuerda que no estamos exentos de traición y de abandono, de confusión y oscuridad (¿cuántas pequeñas traiciones consumamos a lo largo de la vida?) y que debemos reiterar siempre nuestra adhesión a Jesús y fortalecer todos los días nuestra relación con él (la oración, los sacramentos, la práctica del amor fraterno nos ayuda).
–También nos recuerda que la mano de Jesús siempre estará tendida, con un bocado de su propio plato, asegurándonos su amistad y su fidelidad por siempre. “A pesar de todo te amo, te quiero junto a mí”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: P. Silviano Calderón S., cm
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