Durante los meses posteriores a mi año de servicio con los Voluntarios Vicencianos de Colorado (CVV, por sus siglas en inglés), fui muy consciente de cómo esa experiencia me puso por delante de mis compañeros. Me contrataron para un puesto a media jornada, en un nivel inicial. Antes de completar la orientación de dos semanas, me ofrecieron un puesto a tiempo completo, haciendo un trabajo que impactase directamente a las personas necesitadas y representando a la agencia ante el público en general. Sobresalí en esa posición y continué elaborando mi currículum, mientras que otros amigos de la universidad trabajaban en cafeterías u otros puestos introductorios al mercado laboral, no necesariamente haciendo buen uso de sus títulos. No tengo ninguna duda de que las experiencias que tuve en la Clínica Samaritan House y como administradora de casos para algunas familias catapultaron mi carrera. Estoy eternamente agradecida por la experiencia de trabajo que los Voluntarios Vicencianos de Colorado me brindaron.
Ahora estoy en mi décimo año de gestión en mi empresa actual y he participado en procedimientos de capacitación, supervisión y establecimiento. Me he dado cuenta de que los CVV me prepararon para la gestión, pero no de una manera que fuese inmediatamente obvia.
En estos momentos, la atención plena (mindfulness) parece estar de moda dentro del crecimiento profesional o en los libros de autoayuda que pruven «avanzar en tu carrera». Mucho de lo que presentan parece reducirse a disminuir, a tomarse tiempo para reflexionar y ser reflexivo en cualquier curso que tomes. Para cualquier miembro de CVV, este concepto puede parecer una estrategia tan lógica que puede parecer extraño que haya volúmenes de libros que comparten esta simple sabiduría, pues éramos invitados regularmente a reflexionar, tanto en comunidad como individualmente. Los CVV hacían hincapié en dedicar tiempo a procesar la jornada, a considerar lo que había sido un desafío y lo que podría haberse hecho de manera diferente. También éramos invitados habitualmente a un espacio de vulnerabilidad. Consideramos nuestros propios defectos y fragilidad cuando acompañábamos a otras personas, que a menudo experimentaban quebrantamiento y dolor. Esta práctica de reflexión e introspección está impregnada de prácticas de atención plena. ¿Podría haber un mejor lugar para aprender o practicar estas lecciones que estar dedicado a la oración, comprometido a servir a los demás, y hacerlo en comunidad?
Siendo una persona introvertida, me inclino por el silencio y la auto reflexión, pero creo que mi tiempo con los CVV me ayudó a desarrollar una conciencia e intuición mucho más allá de mi propia conciencia. Creo que estar expuesta a estas prácticas reflexivas me ha ayudado a cultivar mis habilidades como gerente; una vez más, me brindó el camino para llegar a mis compañeros y otras personas que están navegando en las desafiantes aguas que conlleva la administración. De ninguna manera lo sé todo, o lo tengo todo resuelto. En todo caso, soy consciente de lo mucho que tengo que aprender y desarrollar. Sin embargo, en base a las prácticas arraigadas durante el año de servicio con los CVV, tengo una base sólida para construir y un nivel de comodidad con introspección, vulnerabilidad y consideración que hace que florezca el suelo fértil sobre las semillas de la atención plena y el crecimiento personal.
Nuevamente viene a mí la intensa gratitud por el tiempo empleado con los CVV y el papel que han desempeñado en mi vida. Estoy muy contenta de ser parte de esta increíble comunidad y por las oportunidades que he tenido gracias a ella. Deseo agradecer al increíble grupo de personas que fueron mis compañeros en el Año 8 de servicio en los CVV; y expresar una profunda gratitud a lodos los que nos abrazaron y nos cuidaron en el camino. Esto incluye especialmente a Bill y Mary Frances, cuya sabiduría y amables indicaciones ayudaron a cultivar habilidades y prácticas que utilizaré durante toda la vida.
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