Uno de los mayores desafíos para las Conferencias Vicentinas es, sin duda, no dejar que la rutina y la monotonía invadan el seno del grupo. Es verdad que, por desgracia, muchos grupos vicentinos pierden su entusiasmo y corren grave riesgo de ser desactivados. Por lo tanto, es necesario que los líderes vicentinos —especialmente ellos— estén siempre motivados para atraer a nuevas personas a la Conferencia, haciendo que los consocios no se acomoden.
La lectura espiritual, cuya elección es tarea privativa del presidente, debe estar revestida de las siguientes preocupaciones: que el texto leído traiga algún conocimiento nuevo a los miembros de la Conferencia, y que el debate sea productivo y que varíe de temática, alternando entre temas sociales, vicentinos y religiosos. Otra iniciativa que puede ser útil es la distribución de la agenda de la reunión, para que los vicentinos tengan una idea previa de los temas a tratar y puedan prepararse mejor para tomar decisiones. El uso del e-mail ha demostrado también ser una valiosa herramienta para los presidentes en la conducción de los trabajos de la Conferencia. Por correo electrónico, los miembros de la Conferencia pueden intercambiar ideas durante la semana, compartir tareas, expresar opiniones y prepararse mejor para las visitas a domicilio.
Durante las reuniones de la Conferencia, se puede innovar añadiendo canciones al inicio y al final de la misma, sin perjudicar el orden de la sesión previsto. Se puede pedir que el saludo a los visitantes (candidatos a consocio) lo hagan diferentes miembros, de forma rotativa. En la división de las tareas, también es el Presidente quien indica lo que cada cual hará la semana siguiente, dando oportunidad a todos.
A los jóvenes se recomienda que se les asignen misiones en las que se sientan útiles y participativos en el futuro de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Muchos jóvenes abandonan las filas de la Sociedad de San Vicente de Paúl porque sus ideas están enfrentadas a la mentalidad, quizás anticuada, de muchas conferencias. Dejemos hablar a los jóvenes. Dejemos que los jóvenes experimenten la belleza que supone ser vicentino. No todas sus propuestas serán viables, pero dejemos que expresen sus ideas y pensamientos. Sin la juventud, las conferencias no se renuevan y Sociedad de San Vicente de Paúl envejece rápidamente.
En las acciones, proyectos e iniciativas con los asistidos, especialmente en las visitas semanales, los consocios y consocias deben evitar que tales actos sean ritualistas, mecánicos y predecibles. Es necesario que se anime a los vicentinos a crear, pensar, proponer cosas nuevas, innovar, soñar y no tener miedo a opinar. Porque solo entonces seremos siervos útiles de la causa del Evangelio.
Todas estas recomendaciones ayudan a mantener alejada la monotonía del seno de la Sociedad de San Vicente de Paúl. No podemos dejar que nuestras reuniones semanales, nuestros encuentros de espiritualidad y nuestras reuniones de Consejo se vuelvan aburridos. La creatividad en las Conferencias hará que, en cada reunión, tengamos renovado celo por ser vicentinos y, así, también voluntad para atraer más miembros a esta maravillosa organización. El número de Conferencias aumentará y, en consecuencia, podremos asistir a un mayor número de familias.
Finalmente, ser creativo significa tener capacidad creativa, inventiva, ingeniosa. Una de las características de un buen presidente de Conferencia es precisamente esta cualidad o capacidad de inventar, de crear, de innovar, poniendo su talento y el de los demás miembros a disposición de la Sociedad de San Vicente de Paúl, en favor de las familias asistidas. San Vicente de Paúl dijo una vez: «El amor es inventivo hasta el infinito»[1]. Juan Pablo II reeditó esa frase de la siguiente manera: «Es la hora de una nueva “imaginación de la caridad”, que promueva no tanto y no solo la eficacia de las ayudas prestadas, sino la capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que el gesto de ayuda sea sentido no como limosna humillante, sino como un compartir fraterno»[2].
[1] SVP XI, 65.
[2] Juan Pablo II, Carta Apostólica «Novo Millennio Ineunte», 50.
Renato Lima de Oliveira
16º Presidente General de la Sociedad de San Vicente de Paúl
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