Vivo en la provincia de Ontario, aquí en Canadá. Recientemente celebramos una elección provincial para la oficina de primer ministro (equivalente a un gobernador en los Estados Unidos). Por diversas razones, esta elección terminó con un cambio hacia el lado conservador y en la elección de Doug Ford como primer ministro, por un período de 5 años.

Como otro ejemplo de un cambio hacia la visión política conservadora y populista, se están realizando algunos cambios que tendrán un impacto directo en los ciudadanos que viven en la pobreza en Ontario. A medida que se eligen nuevos gobiernos que colocan los presupuestos equilibrados, la burocracia reducida y la reforma social en su punto de atención, generalmente son malas noticias para nuestros amigos y vecinos necesitados. Si bien estoy seguro de que nuestro actual gobierno de Ontario tiene buenas intenciones de hacer de nuestra provincia un mejor lugar para vivir, tanto económica como socialmente, parece que se perderá algo en algunos de los cambios que veremos ocurrir en un futuro muy cercano. No cabe duda de que los servicios sociales actuales en Ontario y Canadá necesitan revisiones y cambios, pero deben realizarse teniendo como prioridad el bienestar de los más vulnerables. Si la brecha entre los que tienen y los que no lo hacen continúa creciendo, solo puede generar resultados perjudiciales para todos.

Actualmente Ontario está llevando a cabo un proyecto piloto de tres años sobre un ingreso básico garantizado en tres ciudades, que involucra a entre 5.000 y 6.000 inscritos. El proyecto ha estado operando menos de un año y, sin embargo, el gobierno anunció que finalizará el proyecto en los próximos meses, mucho antes de que se puedan recopilar y examinar datos sobre este proyecto tan importante. El gobierno ha declarado que la mejor manera de terminar con la pobreza es encontrar un trabajo y ha determinado que el proyecto de ingreso básico no es sostenible. Cuando utilizamos el término sostenible solo en términos financieros, sin intentar mantener la dignidad humana y la esperanza para todos, estamos en territorio peligroso.

Ahora, más que nunca, necesitamos apoyar a nuestros hermanos y hermanas que están sufriendo la pobreza y sus numerosos síntomas, y expresar nuestro apoyo a los programas que pueden provocar un cambio positivo en la erradicación de la pobreza. También debemos recordar el poder que nuestras oraciones pueden tener para lograr el cambio que realmente se necesita y que es BUENO.

Sobre el autor:

Jim Paddon vive en London, Ontario, Canadá y es ex-presidente del Consejo Regional de Ontario de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Actualmente es presidente del Comité Nacional de Justicia Social de la Sociedad en Canadá. Está casado con su querida esposa Pat y tienen seis hijas y once nietos. Jim ha sido miembro de la Sociedad desde los años 70.

Las opiniones expresadas son las opiniones del autor y no representan oficialmente las de la Sociedad de San Vicente de Paúl.