Jer 3, 14-17; Jer 31; Mt 13, 18-23.
“Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”
Las palabras del evangelio de hoy son claras, Jesús mismo nos explica la parábola del sembrador. A partir de su explicación podemos comprender que, como en la parábola, cada uno de nosotros somos una clase de tierra según acogemos su Palabra. ¿Con cuál te identificarías? Acaso con los que van a misa diariamente o cada domingo para alimentarse con la Palabra y con el Cuerpo y la Sangre de Jesús, y no pasa nada, porque son más fuertes los vicios que nos arrastran a vivir sin incluir a Dios, llámese televisión, antros, celular… pues son ellos el centro de nuestra vida.
También podemos ser aquellos que nos sentimos llamados por Jesús, pero a quienes nos rodean no les interesa una vida con Dios y nos dejamos llevar, al grado de ir apartándonos hasta desterrar a Dios de nuestra vida. Como a mi marido no le gusta ir a misa, ni participar en grupos, ni ayudar a los demás, acabo por no hacerlo yo tampoco. También puede ser que esté atento para escuchar la palabra de Dios, pero me aparto al presentarse el llamado a un compromiso más grande.
Demos gracias a Dios por todos aquellos que permiten que Dios cambie sus vidas.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Norma Leticia Cortés Cázares
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