¿Tienen los vicencianos realmente «olor a oveja»?

por | Jul 6, 2018 | Formación, John Freund, Reflexiones | 0 comentarios

El «olor a oveja»: la primera vez

La primera vez que Francisco captó nuestra atención con la evocación del «olor a oveja» fue apenas dos semanas después de que se convirtió en papa. Les dijo a los sacerdotes del mundo que deberían «ser pastores con olor a oveja». ¡Una imagen poderosa!

Desde entonces, ha utilizado a menudo esta y otras imágenes, para que salgamos de nuestras zonas de confort. Una que me gusta especialmente es poner barro en tus zapatos. En su excelente biografía del Papa Francisco, Mark Shriver escribe sobre los días pasado en que el que sería futuro papa estaba a cargo del joven jesuita

«…todos los jesuitas iban los sábados por la tarde y los domingos por la mañana a trabajar en el vecindario, haciendo todo tipo de cosas. Teníamos un horario, y teníamos una hora a la que teníamos que regresar».

«Bergoglio estaba allí, y nos recibiría muy cariñosamente —dijo Gauffin—. Pero miraba los zapatos de algunos de los sacerdotes y decía: ‘Hoy no has hecho nada’. Había llovido y estaba embarrado, y no tenían nada en sus zapatos, estaban brillantes». «Les dijo que regresaban sin el olor a oveja», agregó Nardin.

Ciertamente él ha demostrado su propia predilección por estar con la gente cuando, a menudo, se sumerge en las multitudes, para pánico de su equipo de seguridad.

Ecos Vicencianos

Retrocedamos rápidamente a Federico Ozanam que le dice a su hermano, un sacerdote nada menos, que salga de su rectoría y vaya a las «periferias» …

“Es necesario que los curas renuncien a sus pequeñas parroquias burguesas, rebaños de élite en medio de una inmensa población a la que no conocen…» (Carta a Alphonse Ozanam, del 6 de marzo de 1848).

«No estás llevando a cabo tu verdadera misión. Si un número mayor de cristianos, y sobre todo de eclesiásticos se hubieran ocupado de los obreros desde hace diez años, nos sentiríamos más seguros sobre el futuro” (Carta a Alphonse Ozanam, del 15 de marzo de 1848).

Continuamos leyendo a Federico, con palabras que son sorprendentemente relevantes para nuestros tiempos…

“¡Ah! Mi querido amigo, qué problema, ¡pero qué momento tan instructivo es el que estamos pasando! Podemos perecer, pero no debemos arrepentirnos de haber vivido en él. Aprendamos, sobre todo, a defender nuestras convicciones sin odiar a nuestros adversarios, a amar a los que piensan de otra manera que nosotros, a reconocer que hay cristianos en todos los campos, y que Dios puede ser servido hoy igual que siempre. Quejémonos menos de nuestro tiempo y más de nosotros mismos; sintámonos menos desanimados, pero seamos mejores (Carta a Alexandre Dufieux, del 9 de abril de 1851).

¿Y nosotros?

¿Poéis vosotros, seguidores de san Vicente y santa Luisa, escuchar los ecos?

¿Es exagerado pensar que Vicente diría algo similar a todos los vicencianos, sin importar en qué estilo de vida se encuentren?

J. Patrick Murphy lo dice de esta manera en su obra «Mr. Vincent»: «Vicente vivía con la nobleza (los De Gondi), pero comía con los sirvientes».

Él nos sugiere esta lección: La humildad y la simplicidad siempre funcionan bien con las personas.

Preguntas para pensar

  • ¿Tengo olor a oveja y barro en mis zapatos?
  • ¿A cuántos de los que sirvo los conozco como algo más que «clientes»?
  • ¿Realmente entiendo lo que hizo Jesús cuando lavó los pies de sus seguidores y les preguntó: ‘¿Entiendes lo que hago?'»
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