Ef 2, 19-22; Sal 116; Jn 20, 24-29.

“Felices los que crean sin haber visto”

Hablábamos ayer de apóstoles, y justo hoy es la fiesta de Santo Tomás. El evangelio nos recuerda aquel momento pascual donde Tomás le dice a Jesús: “Señor mío y Dios mío”, ante la certeza de haberlo reconocido. Es entonces cuando Jesús nos ofrece esas palabras esperanzadoras, llamándonos felices a los que creemos en él sin haberle visto. Y yo diría que felices al poder reconocer su presencia en los marginados, en los enfermos, en los ancianos, en los encarcelados.

Estoy segura que cuantos dedicamos estos minutos diarios a la palabra de Dios buscamos día con día un encuentro como el que vivióTomás, y más segura estoy que el encuentro con el necesitado puede llenar nuestro corazón de gozo como llenó el del apóstol al reconocer la presencia de Jesús resucitado.Y tenemos esa posibilidad de reconocerlo también en la eucaristía.

Te pedimos Señor nos concedas la gracia de reconocerte al visitar a los pobres, a los amigos, al alimentarnos de tu cuerpo y sangre. Que ante la duda no nos apartemos de la comunidad y, como santo Tomás, estemos dispuestos a dar la vida por tu Reino. Amén.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Norma Leticia Cortés Cázares