2 Re 19, 9-11.14-21.31-35; Sal 47; Mt 7, 6.12-14.
“Traten a los demás como quieren ser tratados”
Se le llama la “regla de oro”. Aparece en el Antiguo Testamento, aunque allá de forma negativa: “No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti” (Tob 4, 15). De hecho es una regla básica de comportamiento ético: hacer por los otros lo que yo quisiera para mí. Pero no olvidemos que Jesús está todavía en el Sermón de la Montaña; nos está dando la nueva ley, la ley que será la base de su proyecto fundamental: el reino de Dios. La nueva ley que se resume en el amor.
Esta regla de oro, tomada fuera del proyecto de Jesús podría convertirse incluso en un comportamiento egoísta e interesado: “Hoy por ti, mañana por mí”; “te doy para poderte exigir que me des cuando lo necesite”; “te trato bien para que no te atrevas tú a tratarme mal a mí”.
Es evidente que la propuesta de Jesús va más allá de estos dichos. Se trata de valorar a los otros en su plena dignidad y grandeza (como yo); se trata de ponerse en el lugar del otro, sentir con él, compartir sus éxitos, sus dolores, sus sueños; conmovernos ante su postración, celebrar sus logros.
Se trata, pues, de misericordia, de compasión, de amor. Se trata de construir el Reino.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón, cm
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