Ez 17, 22-24; Sal 91; 2 Cor 5, 6-10; Mc 4, 26-34.
“El reino de Dios es como una semilla de mostaza”
No sé si a ustedes les ha sucedido, pero a mí muchas veces. Miro a mi alrededor y me asalta la congoja y el desaliento: Violencia, corrupción, dolor, muerte, indiferencia, egoísmo, abusos por todas partes. ¿Dónde está el Reino que Jesús co- menzó a hacer presente? ¿Cuándo llegará el día en que veamos a los hombres, las sociedades y sus estructuras coloreadas con los tonos tiernos y vivos del Evangelio?
Entonces Jesús viene y me responde con las parábolas que hoy escuchamos: No pierdas la confianza en las promesas de Dios, no pierdas la esperanza. La semilla está sembrada y va germinando; los gestos de fe y de amor son muchos, pero se pierden ante el apabullante dominio del egoísmo, esos gestos son la semilla de mostaza que va a crecer a pesar de todo y por encima de todo. La semilla está sembrada en la tierra y va a brotar en una explosión de vida interminable; así como sembraron mi cuerpo destrozado y resurgió lleno de gloria.
Dale tiempo, no desesperes; pero tampoco dejes de trabajar por el Reino. Tú también siembra semillas, todas las que puedas, nada podrá vencer el amor que repartas.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón, cm
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