El pasado 10 de abril el equipo del Secretariado Internacional de Juventud Mariana Vicentina (JMV) recibió una formación sobre el Sínodo de los Jóvenes, que se celebrará el próximo mes de octubre, en Roma. El taller fue presentado por el P. Jesús Rojano, salesiano, profesor del Instituto Superior de Pastoral en Madrid y director de la Revista Misión Joven.
En esa entrevista, él habla sobre sus expectativas y el proceso del Sínodo, que reunirá obispos de todo el mundo para hablar de las inquietudes de los jóvenes en el mundo.
¿Cómo usted ve los trabajos que ya se están haciendo con vistas al Sínodo de los obispos?
Me parece que el proceso de este Sínodo está siendo más participativo que los anteriores. Hubo un documento preparatorio que salió en enero de 2017 que está bastante bien, que a la gente le gustó los temas que trataron, eran interesantes y con eso lanzaron unos cuestionarios para hacer en los países o también individualmente jóvenes que quisieran responderlos y el proceso ha sido bastante rico. Ha habido respuestas de muchos sitios, de muchos tipos y luego la información que tengo es que los resultados se están dando con veracidad, sin filtrarlos, ni maquillarlos. Las respuestas que han llegado van entrar en el Sínodo. Entonces estos cuestionarios resumidos, más el documento preparatorio, más lo hablado en un encuentro que hubo en marzo de 2018, en Roma, donde había 300 jóvenes de todo el mundo. Eso resumido y mezclado va ser el instrumento de trabajo de los obispos. La impresión es que ha habido una participación grande en todas las zonas del mundo y eso es bueno porque se va escuchar mucho la sensibilidad de muchas partes. Luego el trabajo y las conclusiones pueden ser provechosas.
Se habla mucho que los jóvenes quieren ser escuchados. En líneas generales… ¿qué los jóvenes quieren que la Iglesia les escuche?
Los jóvenes son como cualquier persona que no queremos que nos ignoren, que no dé lo mismo lo que digamos, sino que se dé importancia a nuestras preguntas, inquietudes y en ese sentido a veces no solo la iglesia, sino la sociedad en general en muchos aspectos no escucha los jóvenes o les excluyen de las grandes decisiones, o se piensan que quieren pasarlo bien y nada más, como si no tuvieran nada importante que decir. También el sínodo ha puesto en marcha esa inquietud de que sean escuchados. De hecho, en el primer texto que escribió el papa en 2013, la Evangelii Gaudium, que es como el programa de su pontificado, en una parte ponía eso, que él tenía la sensación de que la iglesia escucha poco a los jóvenes, no solo la iglesia, la sociedad, los que mandan, pero la iglesia también que les escuchaba poco y a veces no por mala voluntad, sino por no entender su lenguaje o las cosas que dicen. Los jóvenes quieren que se les escuche como cualquier persona, o cualquier grupo. Quieren que su opinión cuente, «no soy una silla o una mesa que está ahí». Una mesa no opina, es una cosa. Las personas no son cosas.
Muchos problemas que los jóvenes sufren actualmente son reflejo de problemas sociales y políticos. ¿Cómo este Sínodo puede ayudar a los gobernantes que también escuchen más a los jóvenes y que las decisiones no afecten a ellos?
El Pre-Sínodo y la participación que ha habido, de las personas que han opinado, luego se ha resumido, se da publicidad, tiene la ventaja de que ofrece unas inquietudes y que eso se pone sobre la mesa. Ahora, que los políticos hagan caso de eso….bueno, a lo mejor unos sí y otros no mucho. No soy a lo mejor demasiado optimista que los políticos de todo el mundo vayan estar pendiente del Sínodo. A lo mejor ciertas personas que están preocupadas por cómo va la sociedad, por escuchar las inquietudes que hay, les puede ayudar, les puede tener en cuenta, pero tampoco debemos esperar que los políticos de todo el mundo van a escuchar el Sínodo. No debemos ser ingenuos. Es difícil. Pero no debemos desanimarnos y creer que el Sínodo no valga para nada, vale para sembrar unas inquietudes, hacer unas propuestas y las personas y los grupos cristianos que sí les preocupe que acojan estas inquietudes, las escuchen y que intenten llevar a las prácticas esas conclusiones.
Hablando del post-Sínodo: ¿Qué se puede esperar? ¿Cuáles son los cambios prácticos que pueden generar el sínodo para la iglesia?
Después del Sínodo se generan unas propuestas finales que pasan al papa y el papa Francisco como medio año después publicará un documento, que será el documento final del Sínodo que se llama Exhortación Post-Sinodal. Este documento, yo creo que la importancia que tendrá, será que marque la pastoral juvenil de la iglesia de todo el mundo para los próximos 20 años, yo creo. Importancia dentro de la iglesia y de los jóvenes cristianos va a tener mucha. Un documento que dice las líneas de actuación que habría que seguir y pueden pasar dos cosas: que haya mucha gente que lo trabaje, vea que es acertado y lleve a la práctica las decisiones y se imagine otras a partir de allí, o puede pasar que el documento nos pase desapercibido. A veces hay muchos papeles, muchos discursos o documentos que pasan y se queda sin llevar a la práctica. Yo confío que en la iglesia sí que va a tener repercusión. Si es general el sentimiento que hay que los jóvenes en muchas partes, principalmente aquí en Europa, en el occidente, han desconectado mucho de la iglesia como estructura. Entonces la preocupación pastoral existe y todo el mundo cree que hay que buscar soluciones y lenguajes nuevos y propuestas nuevas. El sínodo puede ser una plataforma de lanzamiento de propuestas nuevas. ¿Grandes cambios van a haber? Se necesitan cambios, pero los cambios van poco a poco. Seguro que no va cambiar todo de la noche a la mañana. No debemos ser ingenuos y pensar que va cambiar de golpe porque eso después pasaría al otro extremo de que no se puede hacer nada. No debemos estar ni en un extremo ni en el otro: no ser ni demasiado optimistas ni demasiado pesimistas. Las propuestas que salgan de allí, las inquietudes, pongamos manos a la obra con ello. Cada grupo dentro de la iglesia, sobre todo los grupos y movimientos que están con los jóvenes que nos lo tomemos como una gran oportunidad, para no desperdiciarla.
¿Sería un sínodo de la esperanza?
¡Sí! En el primer documento del papa Francisco, el Evangelii Gaudium, en el número 108 decía: la iglesia debe prestar atención en los jóvenes porque ellos ven lo futuro, ven lo que va a venir. Son más del futuro que del pasado. La esperanza es la virtud que va asociada al futuro, asociado a aquello que no ha sucedido. Sí que es una buena palabra: jóvenes y esperanza sí que casa bien juntos. Lo malo que puede pasar también es cuando un joven pierde la esperanza o se hunde, o se desespera. De hecho, lo contrario a la esperanza está la palabra desesperación, que es algo muy malo. Una persona desesperada es una persona peligrosa, que está hundida, que como no espera nada bueno, quiere destruir todo. Entonces sí, el sínodo de los jóvenes y esperanza casan bien.
Autor: André Peixoto
Fuente: http://www.secretariadojmv.org/
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