Hch 28, 16-20.30-31; Sal 10; Jn 21, 20-25.
“Este es el discípulo que ha escrito estas cosas, y su testimonio es verdadero”
Los discípulos sentían un profundo agradecimiento por haber sido los depositarios del mensaje de Dios recibido a través de Jesucristo. Ellos fueron evangelizadores, portadores y transmisores de la buena nueva: que Dios se hizo hombre en Jesucristo, quien murió y resucitó por nuestra salvación. Mensaje de vida que les fue dado y que transmitieron con fidelidad tanto de palabra como con la entrega de la propia vida.
Nosotros que nos decimos seguidores de Jesucristo, que nos encontramos con ese Jesús en la eucaristía, en la comunidad de fieles, en la oración: ¿Cómo damos testimonio de nuestra fe en Cristo? ¿Lo hacemos con una vida comprometida y fiel?, ¿La gente nota en nosotros que somos diferentes a las personas que no conocen a Dios?, ¿Nuestra manera de ser, de hablar y de vivir, es un vivo testimonio de la presencia de Dios en nuestro mundo?,
¿Transmitimos con nuestra manera de vivir la luz y la vida que hemos recibido de Jesucristo a través de su Evangelio y a través de los sacramentos, sobre todo del bautismo y de la eucaristía?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Santoyo Mondragón, cm
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