«Cristo vive en los pobres» (Testimonio de Sor Adelina Gurpegui)

por | Abr 20, 2018 | Formación, Reflexiones | 0 Comentarios

¿Quién es Sor Adelina Gurpegui?

Sor Adelina es una Hija de la Caridad que, de vez en cuando, con humildad nos comunica alguna de sus experiencias de servicio a los más pobres, que nos deja realmente impactados. Con ocasión de la Pascua nos envía una felicitación-testimonio que nos ayuda descubrir el rostro de Cristo Vivo en los pobres a los que sirve.

Sor Adelina es delgada, pequeña, de apariencia física endeble, pero mujer fuerte, en el estricto sentido bíblico, incansable, generosa y entregada al servicio de los pobres, hasta el agotamiento y extenuación. Si hay alguien que sea capaz de enfrentarse a los poderes públicos por defender a los pobres, allí  está Sor Adelina, en primera fila… Si hay que ir rio arriba, contra corriente, para asistir a un enfermo, allí está Sor Adelina montada en la barca, sola, con los remos en ristre… No hay nada que se le ponga por delante: si se trata de socorrer a los desheredados, enfermos, ancianos, solitarios de nuestra sociedad, allí está ella como una más, sin hacerse notar…

Cuando la providencia nos puso en contacto, por primera vez, en Teruel (España), allá por los años 85-90, ya se atisbaban estos carismas innatos de Sor Adelina. Su colaboración en las tareas de pastoral y de servicios sociales en los pueblos de la sierra era incondicional. Su entrega a los niños-jóvenes del psiquiátrico de Teruel era digna de admiración…

Ella creó, en su anterior destino en Bolivia,  la Asociación Solidaridad para dar cobijo y remedio a tantos dramas humanos, encarnados en personas  concretas de su entorno. Las penurias y estrecheces son tantas que desbordan hasta a los poderes públicos, que cuentan, a veces, con buena voluntad pero carecen de los recursos mínimos…

Hace años Sor Adelina fue propuesta para el premio “Príncipe de Viana”. Poco faltó entonces para que se lo concedieran. Si no lo consiguió entonces, todavía hay tiempo para que el gobierno de Navarra se lo piense mejor.

Esta es su felicitación de Pascua de este año, desde su destino en Bolivia:

Queridos todos:

Felices Pascuas. Aquí, todo nuevo y, a la vejez, viruela.

Estoy en mi nuevo destino EPARU. Acabo de venir de los ríos de celebrar la Semana Santa y Pascua, con las gentes que allí viven, en medio del agua y los mosquitos. Hace casi un mes que estoy en mi nueva casa, pero todavía no he podido escribir una carta. Me han dejado una pequeñísima computadora  en la que no encuentro ni los signos de puntuación, así que no sé cuándo terminaré. Llevo rato intentando abrirla, buscar archivos etc. Todo se borra: de vez en cuando el cursor aparece por arriba y todo mezclado. SOY ANALFABETA DEL SIGLO XXI, además de otras cosas.

El viaje al TIPNIS (Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure) es toda una odisea. Cruzar los ríos que  circundan el Territorio de TIPNIS constituye toda una aventura. A pesar de todo,  las Hermanas que acaban de marchar a sus países de origen lo han realizado durante años.

Os cuento. Son pequeñas comunidades indígenas que viven por la selva, a las orillas de los ríos, y dispersos por el interior. En el centro de este territorio tenemos un internado para que los jóvenes puedan estudiar en su ambiente, no solo el bachiller, sino hasta técnico medio y superior, en agropecuaria. Ellos siguen normalmente las clases por la tarde; por la mañana, cuidan el ganado, principal riqueza del Beni; tienen abejas y sacan la miel; practican  también otros cultivos, según el tiempo, porque ahora todo está con agua; incluso las vacas están apiñadas en un altito, flacas, esperando que el agua baje. Aprenden además carpintería  y otras cosas prácticas.

Con proyectos  y programas varios las Hermanas han hecho perforar pozos por todas las comunidades; han construido letrinas, casas de madera en alto, porque las inundaciones son anuales. Han apoyado la pequeña agricultura posible, con ayuda de ingenieros, de técnicos y de otros apoyos especializados. Por etapas, vienen representantes de cada comunidad a diversos cursos intensivos; se llaman promotores, bien de salud, de religión (son los que hacen todas las celebraciones). El objetivo de los formadores de religión es formar líderes.

Para todo esto teníamos un barco y dos pontones. Con el tiempo, todo se estropea … Hemos tenido que vender un pontón para arreglar otro,  y poder así hacer el traslado de la gente, de los alimentos y materiales al Centro de formación.  Nosotras estamos viajando en deslizador, más rápido, pero incómodo, porque hay que quedar a dormir y a comer  donde nos toca. La gente nos espera con corazón abierto, pero hemos de viajar con todo y compartir los alimentos con quien toque estar, porque de verdad sobreviven, más ahora que ni pueden pescar. La subida de los ríos hace que los peces salgan a las pampas, entre la maleza. Bueno, es difícil de explicar, hay que vivirlo.

Bueno, pues en medio de estas dificultades hay que ver cómo viven su fe. Llegan a la celebración en canoa, a pie por el agua…Ahora están de cursillo dos mujeres de cada comunidad, las que han podido venir, para hacerse comunicadoras sociales. Nuestra radio, que ha sido el medio de formación durante años, ya no llega a todos, sólo escuchan la radio más potente del gobierno. Así que se están cambiando a AM, y ellas son las que tienen que comunicar desde sus lugares.

Yo sé que todos están diciendo, ¿y que hace el gobierno?. Tiene sus programas, desde luego, pero raramente llegan allí. Las grandes obras las hacen en las ciudades y en los pueblos de fácil acceso o más poblados.

Lo peor es que, con la droga, están llegando allí y destruyen su cultura, sus valores. Hay pueblos que van quedando vacíos. Los jóvenes ya no quieren trabajar allí. Cada mañana escuchábamos pasar por encima las avionetas de la droga, que pasan sin cesar. De ahí, la lucha de los indígenas con el gobierno por la no construcción de la carretera. La selva es su medio de vida, su hábitat, su cultura; van desapareciendo sus lenguas y  costumbres; y  muchos lo lloran.

Bueno, la próxima semana salgo con los del Centro de Salud. Ya no es fácil, a mi edad,  irse adaptando a esta vida nómada, tan distinta, pero el amor todo lo puede y nuestra gente nos quiere y se deja querer. Cristo resucitado nos ilumine y fortalezca.

Un fuerte abrazo.

Sor Adelina

Autor: Félix Villafranca Calvillo, C.M.
Fuente: http://felixvillafranca.es/

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